viernes, 18 de abril de 2014

Diario ruta Antequera-Fuente de Piedra 2004


          PRIMER DÍA: 8 DE MAYO 2004

Son las ocho y media de la mañana y emprendemos viaje a Antequera y el Torcal.

El día ha amanecido con cielos despejados, así que hemos decidido dedicar el día al campo visitando como nuestro primer punto de parada la Laguna de Fuente de Piedra.

Esta está enmarcada dentro de un amplio paisaje: aparece como un gran oasis en una extensa llanura. Tiene más de 6 Km. de largo y es donde se crían una de las aves más elegantes del mundo: el flamenco. Además, para estas aves supone un gran punto estratégico debido a su proximidad geográfica al continente africano.


Sobre las 11 y media llegamos a la Laguna de Fuente de Piedra, entrando en el centro de recepción de visitantes, poniéndonos una proyección hablándonos del parque y de sus flamencos. Visitamos también un museo que nos hacia un recorrido por todo el recinto y sus especies.


A la salida del edificio nos encaminamos al lado que se encontraba un mirador, y con unos prismáticos pudimos divisar algunas aves, pero se veían muy lejos, la verdad. Nos aconsejo ver los flamencos a un mirador que se encontraba a unos dos kilómetros de allí. En este último lugar no entretuvimos más.


A la una de la tarde visitamos la cueva de Menga, que por lo visto no pudimos localizar tan fácil: la entrada era gratuita. La primera que vimos estaba cerrada, y la que nos interesa, nos la estuvo explicando un guia que nos contó su historia. Eran por lo visto 3 dólmenes que se consideraban los más grandes del mundo, y el techo se ha calculado que pesa unas 180 toneladas. Es uno de los pocos que se encuentran encerrados por una habitación. Eran utilizados con motivos funerarios. Después de la cueva se utilizó como refugio de pastores entre otras cosas. El techo, en efecto, se encontraba ennegrecido por las candelas que se hacían allí dentro.

Tuve que filmar la cueva desde fuera (la de Menga), por exigencias del guía.

Al salir de allí, compramos en un supermercado algunas bebidas para el picnic de mediodía.

Al dirigirnos al Torcal, que era nuestro próximo objetivo, nos paramos en un mirador antes de llegar, y comimos allí.

Entramos en el Centro de Recepción del Torcal a las 4 y media. Allì hicimos una ruta de senderismo de casi una hora, pudiendo observar las distintas formas
de rocas que dominaban el paisaje. Pudimos apreciar auténticas praderas de verdor, como si se tratara de Colorado. Aprovechamos para hacer fotos: invitaba el sitio.

Al final del camino del sendero, retornamos otra vez a la recepción y al souvenir del principio. En el citado edificio, otro museo detallado explicando el origen del Torcal: cómo una piedra dio esas formas curiosas. En el pasado muy lejano es sabido que todo aquello estaba cubierto por las aguas del mar, por eso se encontraron muchos fósiles marinos.
De allí paramos en una venta a la entrada de la capital antequerana y tomamos un refrigerio. Teníamos el castillo y la Colegiata cerca y nos encaminamos: el castillo lo visitamos, pero la Colegiata abriría mañana de 11.30h a 14.00h. para visita.


Después por la noche buscamos un hotel en pleno centro: enfrente del balcón de la habitación tenìamos una hermosa iglesia cargada de gente en la entrada: a ver si mañana abre por la mañana y
aprovechamos para hacerle una visita. Había también una pequeña fuente y se podía divisar un trozo del castillo y la Colegiata. Al recepcionista le preguntamos por otra visita de mañana: el palacio de Nájera. Nos dijo que estaba a dos minutos del hotel:!fantástico!

La habitación del hotel estaba bien, con su calefacción.

¡Ah! la iglesia que estaba situada en la plaza que se divisaba desde el balcón es la de San Sebastián y dicha plaza lleva el mismo nombre.


A la noche, cenamos en el bar de al lado del hotel.

            SEGUNDO DÍA: 9 DE MAYO 2004

Nos levantamos a las 8 y media. Desayunamos en el mismo bar que cenamos anoche, ya que comimos muy barato.

Nuestra primera visita será el Palacio de Nájera y su museo, pero según la hoja que saque de internet no abre el domingo hasta las 11. Voy a ver qué se puede ver mientras. A las 10 resulta que abría el Convento de las Carmelitas Descalzas que tenía un museo interior con visita guiada, pero cuando fuimos alli estaba cerrado por obras por reforma.

Antes, sobre las 9 y media de la mañana, mientras que la gente se arreglaba visite la Iglesia que tenìamos enfrente (la de San Sebastián), con la imagen del Cristo agachado, en cuclillas. Curiosamente vimos otro en Lucena.

Dirigiéndonos al Museo Municipal de Antequera, que esta en el mismo Palacio, observó uno de nuestros amigos cómo al lado de su coche se encontraba la grúa municipal: el caso es que estaba llamando a la Policía Local para llevárselo. La verdad es que fue providencial el momento aquel para retirar él el vehículo de allí. ¡Menudo dia de excursión le hubieran dado si llegan a llevárselo! Si hubieran abierto el Convento, es que ni lo ve.

Contar que este museo presenta un contenido mixto en el que destacan la arqueología, Las Bellas Artes (habìa una sola habitación dedicada a un pintor famoso del lugar), y la orfebrería. El edificio es del siglo XVIII.
También, deteniéndonos un poco en este edificio, destaca el cuadro de unas maletas de este citado pintor conocido, cuyo nombre no recuerdo, donde se aprecian la perfección de las cuerdas y sus pelillos que envuelven a las maletas.

En otra sala habìa un Belén del siglo pasado donado por San Juan de Dios hospital. Y como no podía faltar, el famoso Efebo, una pieza de bronce de un muchacho que data de la Época romana.

En orfebrería me llamo poderosamente la atención el salón donde se encontraban las pertenencias de una cofradía de allí: era de un valor incalculable. Era también destacable un libro que se encontraba en dicho salón con las hojas de seda.

De allí, y como todavía contábamos con tiempo, subimos por una cuesta que nos conducía a la Real Colegiata de Santa Maria, que no pudimos ver el día anterior. Es un máximo exponente de arquitectura religiosa junto con la ya mencionada antes la Iglesia de San Sebastián. El desarrollo social y económico alcanzo en Antequera cotas elevadas, por eso se le llamo “CIUDAD CONVENTUAL”. Incluso al guía del museo le preguntamos el por que no se habla elegido ciudad de Andalucía a Antequera. El nos refirió a problemas políticos. La verdad es que había un poco de “pique” en esa cuestión. La prueba es que cuando uno de nosotros le menciono al Gran Poder y la Macarena, él desviaba la conversación.

Al entrar en La Colegiata me lleve una decepción: no se encontraban apenas imágenes, ni bancos de iglesia y aparte un letrero que ponía: “obras”. Al salir un señor de la oficina de la entrada le hice referencia a que todo estaba en obras y restauración. Al parecer se molesto un poco y me dijo que la única obra que estaba expuesta era la restauración de un paso. A continuación me contó un poco el uso que se le daba al edificio: para conciertos, obras de teatro, cátedra de gramática,…, pero apenas se le habla dado uso para el culto, por eso carecía de bancos.

Bajamos después unas escaleras y encontramos una serie de nichos sin caja funeraria: solo una lapida en la pared que decía que allí se encontraba el cuerpo de una condesa.

Al salir de la Colegiata y bajando una calle me llamo poderosamente la atención un edificio fortificado con la imagen de una virgen arriba. La verdad es que le hice una foto. Creo que se trataba de un convento, y tenia aspecto de abandonado. No me aclaro todavía con su nombre.

Ya por la tarde, nos metimos en una calle ancha para acercarnos a la Plaza de Toros para visitar el Museo Taurino, que era de las pocas cosas que abrían el domingo por la tarde. Su horario era de 6 a 9 de la tarde, como indicaba el papel que nos dieron en la Oficina de Turismo que se encontraba justamente en la misma plaza del hotel. Almorzamos en un bar acompañando la música de un piano y a continuación descansamos para estirar las piernas en un parque se se encontraba a continuación. Al lado estaba la Plaza de toros que la teníamos a dedo. Dejamos al grupo alli y fuimos a recoger los coches y acercarlos a aquel sitio.
.
La gran decepción fue que esperamos hasta las 6 y media y allí no apareció ninguna persona para abrirnos la puerta del museo.

Aprovechamos que era temprano para irnos: ya estábamos agotados de la caminata, y aparte se estaban acercando unas nubes amenazantes en el cielo. A mitad de camino, hicimos una breve parada en Puente Genil al regreso. Ya en el camino nos cayó algún chubasco aislado. Llegamos a Sevilla sobre las 8 de la tarde.


                                                                                                                         MIGUEL ANGEL







No hay comentarios:

Publicar un comentario