jueves, 17 de abril de 2014

Diario excursion a Moguer-Niebla




                   20 de Febrero de 2005


Partimos a las nueve y media de Sevilla en un día soleado: quedamos en la Rotonda del Alamillo con la gente. Desayunamos en ruta y entramos en Moguer sobre las 10 y media; antes tuvimos que preguntar, y menos mal que nos dio por hacerlo. Para dirigirse a la citada población nos teníamos que desviar por la dirección de Trigueros-San Juan del Puerto.


Una vez allí, accedimos a la Oficina de Información y Turismo, no sin antes preguntar a un señor de un kiosco por el Museo de Juan Ramón Jiménez: este buen hombre nos dijo que los domingos estaba cerrado. Yo, con el papel sacado de la Web, le indique que tenía información de que abrían los domingos por la mañana.
Una vez en la citada oficina nos informamos mejor, y efectivamente abrían por la mañana. Al marcharnos nos invitaron allí a una copita de vino de naranja. Ah! Las visitas al Museo eran a y cuarto y teníamos por nuestro reloj las 11 y cinco, así que como estábamos a unos diez minutos de camino, el chaval de la oficina tuvo el detalle de llamar al citado en cuestión para que nos esperaran para la visita. Mejor a las 11 que a las 12: nos tenia que dar tiempo visitar el Dolmen de Soto, que cerraban a las 2 de la tarde.

Camino de museo, nos paramos en la Iglesia de Nuestra Sra. De la Granada, de estilo barroco, ya que habían abierto para el culto: destacaba allí la imagen de la Divina Pastora y dos pasos de dos nazarenos, que por lo visto lo tendrían ya preparados para las venideras fechas de Semana Santa. Allí, en la misma plaza de la citada iglesia se encontraba un azulejo con palabras del poeta refiriéndose a su torre comparándola a la de la Giralda: “… la Giralda vista de lejos”. La verdad es que tenía mucha semejanza.


En cuanto al museo del poeta, lo tuvieron que trasladar a otra casa, ya que el autentico del siglo XVIII se encontraba en obras, así que todo su contenido se traslado íntegramente aquí. Según la guía que nos acompaño en la visita, llevaban ya esperando algunos años a que acabase la obra de restauración: la ultima vez que prometieron
entregar las llaves fue en agosto del año pasado, pero no tenían mas remedio que acabar para la fecha en que hiciera años que le otorgaron el premio Nóbel de literatura en Suecia (allí, en una de las vitrinas estaba el telegrama que le mandaron de Estocolmo invitándole a hacerle la entrega del Nóbel).

Al principio del recorrido nos proyectaron una película de unos ocho minutos haciéndonos introducción a la vida del poeta. Nació en Moguer y allí está enterrado. Se caso con Zenobia, cuya estatua dedicaron y hasta una calle con su nombre, allí al ladito de la iglesia que visitamos anteriormente.

Juan Ramón Jiménez fue un hombre excéntrico: no le gustaban mucho las visitas, quería estar solo, sin ruido, incluso le molestaba el simple ruido de la pluma al escribir o el pasar de las hojas de un libro. Su mujer procuraba no molestar en absoluto.
Una anécdota curiosa que demostraba una de sus rarezas, fue que en una visita de un embajador, llevaba puestos unos calcetines amarillos.

Juan Ramón tuvo que exiliarse durante la guerra a los pocos días de ser asesinado su colega García Lorca por los fascistas.

En la misma habitación del principio, se encontraban varias versiones de su obra cumbre: Platero y yo en varios idiomas y también libros de algunos autores con dedicatorias de estos.

En la siguiente sala se podían apreciar varias vitrinas con recuerdos de objetos y pertenencias de la época: destacaban algunos álbunes de estampas que le regalaban a Zenobia y ella minuciosamente inserto en el, cámaras de fotos, fragmentos de hilos que no llegaron a vender de una tienda que tuvo en Madrid debido al estallido de la guerra. Ella se dedicaba a la costura y tenía un mueble para ello.
Allí estaba el mismo telegrama de notificación del Nóbel, y las invitaciones de boda escritas en inglés, porque se casó en New York. Según contaban, la familia de ella no estuvo muy de acuerdo con el enlace con el poeta.

En el piso de arriba pasamos a su extensa biblioteca y hemeroteca particular: 3500 volúmenes y 7500 revistas en varios idiomas: español, ingles, alemán y francés.

Se dispone también de la mayoría de los muebles y demás enseres que el matrimonio tenia en la calle Padilla de Madrid, aparte de una importante colección de pinturas originales de grandes artistas amigos de Juan Ramón: Sorolla, Gregorio Prieto…. El mismo poeta también se inicio a los quince años como pintor y llego a estudiar derecho, pero al final se inclino por las letras.

Cabe destacar entre sus muebles, unos mantos que le regalaron durante su estancia en Argentina, que guardo celosamente, y allí en el dormitorio una vitrina con las batas durante su periodo de enfermedad.

En la planta de arriba también se exponían una mesa con sus sillas de unos amigos del poeta que generosamente donaron al museo, ya que sus hijos no llegaron a valorarlos. También mencionar una mesa-escritorio con una maquina de escribir donde su mujer, Zenobia, le corregía y le pasaba a limpio sus obras, ya que tenía una escritura un tanto difícil de descifrar: juntaba algunas palabras, confundía la “j” con la “g”, etc.… incluso había anotaciones y correcciones en los márgenes de sus hojas.

Al final de la visita pasamos a un patio con un pozo y una estatua del burrito Platero.

Este museo se ha instalado provisionalmente en la casa natal del poeta en la calle Rivera nº 2.

Terminamos sobre las doce y media o una menos cuarto, y pusimos rumbo al Dolmen de Soto. No tuvimos problemas para dar con el por las buenas indicaciones. Cogimos carretera
Moguer-Niebla. Al llegar dimos con la consiguiente sorpresa: se encontraba cerrada la verja de acceso por obras. En la Oficina de Turismo de Niebla no les constaba tal circunstancia y asentaron que abrían de lunes a viernes, lo contrario de lo que yo disponía de información.

Al salir de aquel camino agrícola de 2 Km. vimos entrar en el a dos coches. Me imagino que se toparían con la misma sorpresa que nosotros.


Como comentario, decir que el Dolmen de Soto forma parte de más de 200 monumentos megalíticos que se desarrollaron entre el Neolítico y la Edad de Bronce. En 1922 se iniciaron las excavaciones. Seria declarado en 1931 Monumento Nacional.

Este dolmen es el más grande de los encontrados en la provincia de Huelva. En el solo recibieron sepultura ocho cadáveres. Junto a ellos apareció un ajuar funerario.

Esta en el término municipal de Trigueros y en 1987 paso a depender de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

A la una y media o dos menos cuarto entramos en la población de Niebla, que por lo visto se encontraba muy tranquila debido a que la mayoría de los habitantes se habían ido al campo a comer, según un abuelo de la Plaza.

Este mismo nos indico un lugar para comprar las bebidas: el Hogar del Pensionista, ya que no se disponía de mas sitios. Allí pedimos unas latas de refresco y nos dijeron que no tenían, que solo botellines. Ante nuestra sorpresa, añadió que estaban en un pueblo, la verdad es que el señor que despachaba no estaba muy por la labor de servirnos.

Así que como no teníamos prisas para visitar el castillo ya que cerraban a las 6 de la tarde, montamos el picnic en la tranquila plaza del pueblo y repusimos energías para completar la tarde y tomarnos un café con el monumento de enfrente. Antes, nos pasamos por la Iglesia partida de S. Martín, cuya localización es uno de los puntos estratégicos de la ciudad. La puerta de la fotografía es típicamente musulmana.


Visitamos el castillo sobre las 3 y cuarto. Es un palacio-fortaleza que perteneció a muchas familias nobles: los Mendoza, Altamira, etc. Ya en Niebla jugo un papel importante en tiempos de los almohades.


El recinto amurallado, reparado tras la conquista, tuvo 5 puertas y un total de 46 torres cuadradas, rectangulares y octogonales. La fortaleza ha sufrido grandes daños y saqueos. El terremoto de 1755 afecto seriamente a la Torre del
Homenaje y los franceses volaron el edificio al abandonarlo en 1812. Desde entonces, sobre sus muros se levantaron numerosas viviendas mas tarde desalojadas por las sucesivas restauraciones: allí, al atravesar uno de los arcos, tenía todavía una mujer la ropa tendida con su vivienda al lado de uno de los muros.

Consta el castillo de dos recintos principales. El primero y más exterior, se compone de ancha barbacana y rodea totalmente el amplio rectángulo y el segundo integrado a su vez de dos partes desiguales.

De toda la visita, lo que mas me impacto fueron las mazmorras: un gran recorrido por distintas habitaciones y toda una gran variedad de instrumentos de torturas para todos los gustos. Consta de dos sótanos.

En la visita hay varios compartimentos para deleitarse el recorrido: la cocina, la cámara de la condesa, otra donde se observa un tubo con agua tinto de cobre del río, la sección de cetrería, la sala de armas y fuelles….

En cuanto a la comida existió una clara diferencia social. El pan, la carne, el vino y el pescado no faltan en la alimentación de todos los grupos sociales. En el castillo-alcázar, con la tradición musulmana, los cocineros se esmeraban preparando pestiños, cuscús, alfajores…

En cuanto a la cetrería, la caza con halcones y azores disfruto de gran auge. Las leyes de la época protegían la cría de las aves de presa. Se castigaba con dureza a quienes tomaban halcones de su nido antes de tiempo.

Antes de irnos, desde el castillo pudimos divisar una magnifica vista del puente sobre el río Tinto. Sus orígenes son romanos. En este es interesante resaltar los elementos todavía visibles de la época romana en la zona este, a pesar de su voladura en la guerra civil.

Terminamos la visita a las seis de la tarde y dimos por finalizado nuestro recorrido.

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