viernes, 21 de agosto de 2020

Diario Ruta hacia Teruel

 Dia 23 de Julio de 2020

       
          Salimos desde Santa Justa con el coche alquilado sobre las 7 y veinte de la mañana. El coche era automático como el mio, pero con muchos extras.

          Llegamos a Valdepeñas, primer punto de destino para ir llevando la ida de manera mas amena, sobre las 11 de la mañana, una hora anterior a lo previsto: nos atendió un hombre muy amable en el Museo del Vino: la estructura del edificio era como primera sala, una historia de la evolución del vino así como su consumo a nivel mundial, pasando por unas bodegas con diversos aparatos como una prensadora, un lagar para pisar la uva,...

Incluso accedimos a una bodega por una escalera abajo incrementándose la temperatura a la baja.

          De alli, nos acercamos a dos poblaciones cercanas que en principio, no estaban previstas como eran San Carlos del Valle con su imponente iglesia que se ve a kilómetros, así como su pintoresca Plaza Mayor.

          Aqui estuvimos poco para aligerar tiempo y dirigirnos a Argamasilla de Alba y visitar su castillo y las espléndidas vistas al lado del pantano de Peñarroya apreciando sus aguas azules transparentes y limpias. Llegamos a la visita casi justos de tiempo, faltando media hora para cerrar. Allí mismo montamos nuestro picnic para almorzar.

         Mota del Cuervo era nuestro próximo destino. Camino de esta población me acechó algo el sueño y paramos a tomar un café en la localidad de Pedro Muñoz. Empezando a reflejar estas líneas, y con un café con hielo al
lado, empezó allí dentro del bar una discusión bastante airada entre dos clientes por el asunto de una máquina de juego. A esto, nos marchamos rápidamente de alli; la camarera no nos quiso ni cobrar.

          Ahora, cuando son las 15:25h de la tarde, plasmando estas líneas, me encuentro en la altiplanicie de Mota del Cuervo divisando los pintorescos molinos de viento.

          Aquí visitamos dos molinos: uno de ellos era el Centro de Interpretación, con una proyección en la primera planta explicando cómo se hacia la molienda de trigo. El otro, es una exposición itinerante de pinturas y esculturas del artista que nos lo explicó.

          Ahora son las 16:39h y visitaremos el castillo de Belmonte: nos encontramos ahora en sus inmediaciones. Decir del castillo, que está situado a 806 metros de altitud y que en el siglo XII fue reconquistado por el rey Alfonso VIII.  


Es de estilo gótico de transición al plateresco, y con una influencia mudéjar, estilo en el que nos encontraremos a partir de ahora en muchos sitios, sobre todo en Teruel.

     Se conservan 6 torres que refuerzan los tres edificios que tiene. Decir también que fue hogar de la emperatriz Eugenia de Montijo (esposa de Napoleón III)

          Añadir que fue una visita bastante completa, empezando por una proyección sobre los distintos avatares y reformas que sufrió el castillo a lo largo de su historia: se utilizó como cuartel general y calabozo durante la guerra civil y durante las guerras carlistas y napoleónicas.

          Esta emperatriz antes mencionada propuso reformas en el edificio. La última se empezó a realizar en el año 2007 y duraría bastante, porque yo vine en el 2010 y no pude entrar por las obras.

     Salimos del castillo sobre las 6 y cuarto de la tarde.
    Ya nos recogimos en Villaescusa de Haro, ya que en este pueblo nos alojamos en una casa rural llamada Palacio Universitas. Al entrar no respondió nadie, me salí y al comprobar el sitio, salió detrás una mujer rubia teñida recibiéndonos: nos explicó que tenía una piscina, la cual, usamos y que el desayuno se trataba de una caja de pastas de té y dos pastelitos envueltos industriales. Creo que un desayuno algo deficiente mirando que no había tostadas y la majestuosidad del edificio. Y encima, en la habitación.

          A pesar de todo esto, la habitación no estaba nada mal, y los alrededores son relajantes rodeados de una arboleda y sonido de pájaros. Solo que objetar, el desayuno. Cuando reflejo estas líneas oigo tocar las campanas de la iglesia que tenemos al lado.


DÍA 24 de Julio de 2020


          Iniciamos camino de Enguídanos, en la provincia de Cuenca. Llegamos sobre las 11 de la mañana, dejamos el coche en un aparcamiento en el que por lo visto me cobraron 10 euros. El acceso a las Chorreras era a partir del parking.



          La ruta es sencilla y 100% recomendable. Es una pequeña caminata que nos lleva a descubrir el paraje de las Chorreras de la provincia de Cuenca desde lo más alto, e ir descubriendo poco a poco más saltos de agua conforme iba uno subiendo.

          Fueron unos momentos bastante agradables, no solo por el paisaje y la alegría con que circulaba el agua, sino por el gratificante baño que nos dimos.

          Después de allí nos dirigimos al Barranco de la Hoz, pero lo más lógico era ir al Vallecillo donde teníamos alojamiento y ya no tener que coger más el coche, ya que durante el trayecto tuve algún desvanecimiento por la hora y por los 110 km que teníamos que recorrer, así que cogió mi compañera María José el coche, y así aprovechar y rellenar algo mi diario.



          Entramos en el pueblo del Vallecillo, y con mucho miedo por esas calles estrechas, y algunas sin salida, dejamos las maletas en la casa rural y nos acercamos para contemplar a pocos metros de la auténtica joya natural. La verdad es que el momento invitó a realizar unas pocas de fotos, volvimos de allí al pueblo a descansar. A las 9 de la noche la dueña del establecimiento nos tendrá la cena preparada.


25 de Julio de 2020 


          Hoy está programada la ruta del Barranco de la Hoz en Frías de Albarracín, Calomarde, el nacimiento del río Cuervo y Albarracín. Contar con respecto a ayer, que nos quedamos a cenar en un velador del mismo hostal de Hoces del Cabriel allí en el Vallecillo. Nos pedimos dos entrecot de ternera con ensalada y después de postre un helado, ya que la mujer, que me parece que era colombiana, no tenía postres caseros.

          Degustando el manjar notamos la presencia de muchas moscas que no nos dejaban comer a gusto. Contar también que en una mesa enfrente nuestra una pareja de jubilados entre otros, rematando la actualidad del país con la crisis del covid. Con ellos, un perro que alentado por uno de ellos, se enfrentaba a todos los gatos que aparecían en aquella plaza.

          A la mañana siguiente, a la hora de abonar la estancia y la cena del día anterior, nos pareció muy caro el precio del entrecot de ternera y nos rebajó algo el precio. Las tostadas del desayuno, duras. 
La mañana de hoy nos dirigimos a Frías de Albarracín y el GPS nos desvió por un camino rural que dejó el coche muy empolvado. Menos mal que fueron solo 18 km, pero no había otra opción. 

          Llegados a la localidad aparcamos al lado de una fuente que nos indicaba una página que miramos por internet, pero allí no había paneles informativos 
de ruta por ningún lado: preguntamos a unos turistas sobre donde empezaba la ruta y ellos estaban confusos igual que nosotros. Calle arriba, preguntamos a un hombre muy amable que nos indicó que teníamos que coger dirección a Villar de los Cobos y antes de una curva pronunciada aparcar el coche en una explanada e iniciar la ruta, o sea, nada de nada de lo que indicó la "mente iluminada del de la página.

          Comentar del Barranco de la Hoz que se adentra en el Cañón de los Arcos recorriendo el río Blanco. Desde donde dejamos el coche hasta bien


adentrándonos por ese bosque de pinos frondoso, la ruta se hizo entretenida, acompañándonos gran diversidad el colorido de diversas especies de mariposas. Llegados a la Fuente del Berro, que por cierto estaba totalmente seca, observamos enfrente un área de recreo con un cartel que decía: "Mi primera comunión", con mesas ya puestas y un jamón por cortar. En el recorrido nos
encontramos de todo: escaleras de piedra, pasarelas de piedra con cuerdas de acero para sujetarse, enormes moles de piedra haciendo acto de presencia, incluso con alguna de ellas hubo que agacharse la cabeza en las citadas pasarelas que acompañaban al río Blanco.


          Ya a la vuelta, sobre las 2 aquello ya estaba lleno. Le preguntamos a un hombre que se ocupó de las barbacoas que donde podíamos encontrar una fuente para beber, y que estábamos deshidratados del camino. Resulta que se encontraba al lado de todo aquel valle del festín. Al fin pudimos saciar nuestra sed y rellenar nuestras cantimploras.

          Contar que en la ruta llegamos a un punto en el que decidimos volver, pero nos dijo una chica en el camino que ahora entraba el camino en una fase de pasarelas al lado del rìo que la volvía espectacular. Efectivamente fue así y aquello me recordaba algo el Caminito del Rey. Pasamos por pequeños saltos de agua al lado de los restos de un molino viejo y de una tejería (de las de hacer tejas).
El camino llegaba a Calomarde pero decidimos regresar para coger el coche y visitar así mejor la cascada.

          Llegamos a Calomarde y paramos en un bar donde figuraba un cartel que ponía: "Bienvenidos


viajeros". Nos atendió muy amablemente un camarero y nos indicó que a la salida del pueblo se encontraba a la derecha un cartel que ponía: "Cascada batida". La otra vez que tuve ocasión de visitarla me cogió al lado izquierdo, pero eso es porque venía de Albarracín.

          La cascada de Calomarde es de las más impresionantes de la sierra de Albarracín como pude observar. Tiene un salto de 20 metros y está al lado de la carretera A-1704.

          Allí quisimos aprovechar para darnos un baño aguas más abajo, pero solo pudimos meter los pies ya que el agua estaba totalmente helada.

          Sobre las 5 llegamos a Albarracín recorriendo este maravilloso pueblo medieval por sus calles empedradas. Entramos en visita guiada a la casa


museo de la Familia Pérez Toyuela. Nos explicaron con detalle los distintos departamentos donde se alojaban los criados, las caballerizas y la familia pudiente. Lo que más me llamó la atención fue el maniquí de una viuda con mascarilla en uno de los dormitorios.

          Nos tomamos antes unas cervezas en la Plaza Mayor del pueblo para mitigar la sed.

          Llegamos a Teruel sobre las 9 y media de la noche. Buscamos la calle donde se encontraba la pensión de El Tozal, que la verdad estaba bastante


céntrica. Entramos en la recepción y no había nadie: llamé al teléfono y sonó un móvil que se encontraba justamente encima del escritorio. Se me ocurrió bajar al bar y estaba el dueño subido a una silla poniendo los canales de una gran televisión de plasma del lugar.

          Nos acompañó y nuestra sorpresa fue que no estaba incluido el desayuno en el precio (cosa que no me percaté cuando hice la reserva), pero había muchas cafeterías cerca de alli y aparte era un sitio bien conectado con todos los monumentos, que era lo que había que valorar.

          Cenamos en un bar cerca dela plaza del Torico unas tapas típicas de la zona. La verdad es que las camareras eran bastante lentas y terminamos cerca de las 12 de la noche.

          Contar que el hostal no tenía ascensor y nos alojamos en una segunda planta. De aspecto viejo pero muy reformado. Ya me fijarè la pròxima vez que haga una reserva si hay o no ascensor.

En un hall se encontraba un gran gato amarillo sentado en un sillón bastante manso. Nos contó la dueña que estaba esterilizado.

Día 26-Julio-2020


          Este día lo dedicamos a visitar el casco histórico de Teruel.

          En primer lugar, sobre las 11 visitamos el Mausoleo de los Amantes de Teruel situado en la Iglesia de San Pedro, erigida con una torre estilo mudéjar muy bien conservada y llena de colorido. La visita fue guiada empezando con la proyección de la película sobre la historia de estos dos amantes. Según


la guia, se fue a analizar dos muestras de tejido: una de ellas a EEUU pasándolas por Carbono 14 y realmente los resultados reflejaron que pertenecían a ese mismo siglo de la pareja. Pasamos por las lápidas hechas de alabastro, estando debajo las momias con rejillas de ventilación. La de ella estaba sostenida debajo por unos ángeles y la de él por unos leones.

          Allí habia dos pinturas: una de ellas reflejando la escena del beso que le negó ella en vida, obra maestra moderna de un pintor turolés. La otra, próxima candidata al Museo del Prado. De alli, como estabamos cerca de la Plaza del Toril visitamos in situ unos aljibes y de alli, con la misma entrada, las murallas de la ciudad. Desde el último piso presenciamos la enorme obra de ingeniería del acueducto renacentista.

    Tratando de aprovechar la mañana a última hora, sobre la una de la tarde entramos en la Catedral, pero sin visita guiada. Actualmente es el templo más importante de la ciudad de Teruel y uno de los edificios más importantes del arte mudéjar. Según información que poseo, todo el interior se sustenta mediante pilares y recibe la iluminación natural de toda una serie de vanos abiertos a lo largo del templo: óculos, en arco de medio punto, rectangulares.

En el exterior se pueden distinguir los materiales usados en su construcción a lo largo de diversas etapas: la piedra sillar se reserva para las esquinas, los muros perimetrales se levantan con mampostería ciclópea, la cabecera y cimborrio se realizan en ladrillo y la torre mudéjar combina piedra, ladrillo y cerámica.

Almorzamos en la Plaza del Torico sobre las 2 de la tarde unos platos típicos de la tierra: una costilla de cerdo a la plancha con unas patatas, y un bacalao con salsa de champiñones regado con un vino de Teruel. 

En ese momento, pasaba un tren turístico y me informé que por la tarde, sobre las 5 pasaba uno y otro sobre las 6. Cogeremos este último después de descansar un poco en el hostal.

Cerca de dicha plaza había una fuente donde rellenamos la cantimplora: hacía 33 grados ya a las 11 de la mañana y 36 a las 2.
Después de una ligera siesta y algo calurosa, nos montamos en el citado tren, pero mientras venían los primeros turistas charlamos con la guia de este animadamente y ya nos recomendó algunos sitios a visitar. El conductor nos preguntó de dónde éramos por el acento nuestro, y el nos dijo que de San Jose de la Rinconada.

 

Después de apearnos del vehículo y de las recomendaciones de la muchacha, nos dirigimos a la Torre de la Iglesia de San Sebastián para subir hasta arriba del todo llegando al campanario. Nos dijo el de la taquilla que habíamos llegado justo de tiempo, ya que cerraban a las 7 y media y eran las 7 de la tarde.

Igual nos pasó con el castillo de Peñarroya.

Desde allì bajamos la cuesta, ya que todo está cerca, y vimos dos torres preciosas mudéjares con una escalinata que llegaba a un parque donde descansamos un rato. Ahora cuando son las 20:45h de la tarde reflejo estas letras sentado en la Plaza del Torico tomándome una tónica con un pincho de tortilla, ya que aquí es típico ponerte un aperitivo cuando te sirven una bebida.

Como anécdota del día o curiosidad, el hombre del bar donde desayunamos, que por cierto, desayunamos doble, fue muy amable con nosotros. La chica del tren también muy amable. El camarero del almuerzo fue un poco "malaje": pedimos los dos menús del día que parecían platos a la carta, y cuando fuimos a pagar la cuenta, nos pareció un poco caro respecto a la carta que habíamos consultado por el móvil. Inmediatamente nos trajo una carta de papel y comprobamos que llevaba razón: pero el internet estaba algo confuso o engañoso. Según él se trataban de medios menús.

Día 27-7-2020

Nos levantamos temprano, ya que abrían la recepción de la fonda sobre las 8 y media para abonar la estancia. Detrás estaba sentado en el sillón un gato amarillo muy tranquilo y cariñoso. Dejamos las maletas en la habitación y fuimos a la calle a desayunar. Encontramos a una chica para preguntarle dónde se desayunaba y ella misma nos dijo que iba a abrir su cafetería. Nos tomamos al final dos tostadas con aceite y dos cafés, ya que la chica no tenía tomate. Al servir los cafés nos puso de aperitivo dos magdalenas: yo me comí una.

Pusimos rumbo a Iglesuela del Cid y en el camino vimos una señal que ponía: "Miravete de la Sierra" solo a 6 kilómetros, así que aprovechamos y nos dirigimos a esta población.


Miravete de la Sierra es un pueblo super tranquilo con casas de construcción de piedra, y cultivos ecológicos. Había en una calle un reloj solar muy presente en muchos lugares.

Aquí todo lo aprovechan, incluso cultivaron en unos troncos huecos unas flores.

Pero lo que buscaba era la zona arbórea del puente que vi por internet, con el puente de piedra y el río pasando, y dimos bien con el sitio. La verdad es que era un sitio idílico si buscas el sosiego y la tranquilidad, incluso había letreros de alquiler de casas rurales con incluso una con piscina en un club.

Me da satisfacción un pueblo en peligro de extinción como es este, y cómo ha resurgido.

El próximo destino, como ya se acordó era Iglesuela del Cid, conocido en un video que vi por la transhumanca. Dejamos el coche a la sombra en un

sitio cerca de lo que era la iglesia y su torre. Al lado, una fuente de tres caños donde los ciclistas se hidrataban. Paseando por nuestra cuenta, ya que la Oficina de Turismo estaba cerrada por motivos de salud de la chica que la atendía según nos dijo uno del lugar, recorrimos rincones y observamos de talles de las construcciones señoriales.

De allí a Puertomingalvo, próximo pueblo. Se trata del balcón del mediterráneo según el cartel anunciador de la entrada. Dejamos el coche antes de pasar por un arco como puerta de acceso a la villa. Se observa un detalle en el mismo arco que es una imagen de la virgen y una especie de cajonera o algo parecido.

Ahora son las 13:40h de la tarde y tomando una cerveza  en la calle de abajo reflejo estas líneas. No pudimos acceder a un horno antiguo por su cierre por el confinamiento. Ahora, el próximo destino será Mora de Rubielos, ya que el castillo abre sobre las 5 de la tarde y cierra a las 7 y media. Hoy el día lo vamos a dedicar a los pueblos medievales.

Pasamos antes por Rubielos de Mora: a la entrada del pueblo se encontraba un merendero a la sombra de una enorme platanera. Son las 15:45h.

Hablando de Rubielos de Mora, las fachadas de su castillo son distintas, por lo que llama la atención, asi como las cuatro torres. El castillo ha sido utilizado como cárcel, cuartel militar y comandancia de la Guardia Civil. En los años 70 ya el castillo fue rehabilitado. La visita fue bastante amplia aunque sin guia: solo con el código Qr que se lo descargaba uno en la entrada y te servía de guia, así como en otros lugares que visitamos. 

La chica de la taquilla nos explicó algunos sitios más para aprovechar la visita de la villa. Pudimos dar con gran parte de las puertas que daban acceso a la poblacion antes amurallada. Después de un paseo por el río Mora que estaba bastante seco, completamos el recorrido. Ah! después del castillo visitamos la Colegiata por fuera.

Cuando eran las 7 y pico mas o menos nos dirigimos hacia nuestro próximo destino: Cantavieja, donde tenemos el alojamiento.

El camino a Cantavieja, la verdad que se nos hizo muy pesado: eran 78 km y se tardaba más de una hora: mucha y mucha curva, sobre todo las cerradas.

Tengo que contar algo que nos pasó cuando pasamos Allepuz y no es agradable: mi compañera de viaje no pudo evitar atropellar a un gato que se nos pasó a última hora debajo de las ruedas. Paró un momento el vehículo un momento y bajé para ver el estado en el que se encontraba el animal. Apareció en todo el centro de la carretera agonizante, y lo trasladé a la cuneta intentándolo consolar con su respiración agonizante. Se encontraba con él un gato negro, seguramente de un cortijo cercano.

Llegamos a Cantavieja sobre las 9 de la noche. La habitacion de Casa Sara era muy buena y amplia, haciendo constar el trato amable de la dueña.Le comentamos de realizar la excursión mañana del río Pitarque, aconsejándonos que lo hicieramos lo más temprano posible, ya que los primeros kilómetros eran a cielo descubierto. Son ahora las 2230h cuando estoy arriba de la casa en el comedor. Hace bastante aire ahora. Será por la altura en la que se encuentra el pueblo, aunque solano según la dueña.

Día 28-7-2020

Desayunamos sobre las 8 para no ir muy tarde al Nacimiento del río Pitarque, ya que desechamos la visita a Mirambel que lo teníamos cerca, por falta de tiempo y por la calor.

Iniciamos la ruta en el mismo pueblo de Pitarque. Tuvimos que dejar el coche a la entrada, ya que solo tenían acceso los del pueblo.

Bajamos a una fuente de agua fresquita para llenar nuestras botellas. El primer tramo fue bastante caluroso, como nos relató la mujer de Cantavieja.

Entramos en una zona de sombre y vimos la majestuosa cascada de unos veinte metros. La verdad es que estaba muy bien todo indicado con paneles informativos.

Dejando la cascada mencionada en la que estuvimos bastante tiempo degustando sus gotas rociadas de agua fresca, pasamos por una central hidroeléctrica abandonada y llegamos a un gran abrigo rocoso donde vimos el agua salir de distintos sitios.

Más adelante, se encontraba el Ojal de Malburgo, considerado como el lugar exacto del nacimiento del río. 

El valle al final se fue ensanchando y nos quedamos perplejos ante la gran cantidad de saltos de agua y escalonadas. Allí intentamos darnos un baño, pero como casi todos los sitios de río, el agua estaba helada, incluso también en verano.

La vuelta la hicimos por el mismo camino deteniéndonos otra vez en la primera cascada de antes.

Nuestra próxima parada eran las pasarelas de Valloré o Barranco de Valloré.

En la carretera desde Pitarque a Montoro nos detuvimos ante unos carteles que decían: "Los Órganos de Montoro". que teníamos previsto también visitar, pero es que ya lo teníamos a la vista y aprovechamos para dejar el coche en el mirador del lugar.

Desde la primera indicación solo quedaban 6 km hasta dicho mirador.

Según una información que tengo disponible, los Órganos de Montoro son una muralla calcárea en la que el capricho de la erosión y el tiempo le han dado la forma característica de este instrumento musical.

Sobre las 2 y media de la tarde, con el rigor del calor que hacia, emprendimos la ruta fluvial de Valloré.

Entramos en el pueblo de apenas seis habitantes, según tengo yo entendido, Montoro de Mezquita. Preguntamos allí a dos mujeres mayores y nos dijeron que bajando al río pero ninguna nos supo indicar bien el camino. 

Nos desplazamos andando al mirador, ya que el coche había que dejarlo en una gran explanada a la entrada del pueblo. Allí vimos unos postes indicativos de "Barranco/Pasarelas de Valloré" a 1,8 km. No creí que estuviéramos tan cerca. El inicio de la ruta la hicimos al sol pelado, sin ninguna sombra, pero conforme nos acercábamos al río corría fresco y teníamos la ansiada sombra.

Al principio nos dio la bienvenida un salto triple de agua y a continuación empezaron a aparecer las citadas pasarelas. Tuvimos tiempo hasta de darnos un baño. El agua no estaba tan fría como en Pitarque.

Esta ruta sobre el río Guadalope no llegaban a las 2 horas y media ida y vuelta. La verdad es que estos estrechos se acondicionaron a finales del 2018, y a

petición de los vecinos se terminaron de acondicionar 184 más de pasarelas. Todo esto supuso 4 años y pico de espera y gestiones según la vecina Mari Carmen Olague. Apuntar también que supuso un gasto de 20.000 euros, que en los años de la explotación minera los vecinos y trabajadores se desplazaban andando por las pasarelas que realizaban en las impresionantes paredes del barranco y donde se pueden ver todavía sus huellas. El pueblo llegó a tener 400 habitantes.

Sería bueno que estas pasarelas fueran un buen reclamo para el turista para impulsar el pueblo que está condenado a desaparecer y que montaran un restaurante también si se anima alguna familia en el negocio.

La vuelta la hicimos por el mismo camino, para así dirigirnos a Molinos y visitar sus cuevas de Cristal, ya que disponíamos de suficiente tiempo: eran las 16:30h y cerraban a las 19:30h. Había muy pocos kilómetros entre Montoro y Molinos.

Entramos justito en la visita de la cueva: a las 5 y media. A esta se accedía a dos salas: la Sal de los Cristales y la Sala Marina.

La Sala de los Cristales presentaba unas estalactitas excéntricas y La Sala Marina una visión de unas formaciones rocosas pasrecidas a los corales marinos, de ahí su nombre.

La visita iba prevista de algo de abrigo, ya que la temperatura dentro era permanente entre los 13 y 14 grados todo el año. Duró casi una hora.

En el centro de recepción nos comentaron que había una cascada en el mismo pueblo concretame en un puente que donde hay un letrero que pone "Barranco de San Nicolás".

Ahora nos alojamos en Alcorisa que se encontraba solo a 16 km.

29-7-2020

Desayunamos a las 8 y decidimos antes de irnos del pueblo, recorrerlo un poco visitando la iglesia que teníamos cerca del alojamiento. Se trataba de la iglesia de San Sebastián, con su preciosa torre.

Dando un paseo hacia esta nos encontramos unas personas mayores jugando a la petanca y les preguntamos si la iglesia estaba abierta. Nos comentaron que lo más seguro es que estuviera cerrada, y si era así que llamáramos a la casa parroquial a ver si nos hacían el favor de abrila para nosotros.

El párroco nos contestó al portero electrónico, entró con nosotros al templo y nos sirvió de guía. Fue realmente un privilegio.

La verdad es que estaba muy bien conservada por dentro a pesar de un incendio provocado en la guerra civil por los anarquistas según él. A continuación nos comentó que cuando se despidiera de nosotros iba a abrir una ermita cercana.

Le preguntamos qué eran las casitas incrustadas en esa mole de piedra que se encontraba justamente detrás. No eran otra cosa que palomares.

Una cosa que nos llamó la atención fue un hombre subiendo a la ermita descalzo, como si se tratara de una peregrinación.         

        Hablando con el párroco del tema del clima, con las heladas y todo, nos comentó que el clima de Alcorisa era muy suave y afortunado, ya que el extremo se encontraba en la capital.

        De aqui pusimos rumbo a Castellote. Dejamos el coche en una fuente cercana para rellenar nuestras botellas, no antes sin preguntar a unos hombres dónde se encontraba. Nos dijo que nos diéramos prisa que venia un rebaño grande de ovejas a refrescarse.
Después de rellenar nuestras botellas nos tuvimos que esperar antes la avalancha de estos animales para calmar la sed.

        Después del último borrego, nos guiamos de un panel para iniciar el camino. Se trataba de la ruta del agua.

        Empezamos por la crecida pendiente de la calle del Horno hasta salir del pueblo. Alli ya nos vino la citada señal de la ruta del agua, con algunas acequias inundando el camino de paso.
Después continuamos con otra pendiente

y ya pudimos presenciar de lejos la gran cascada. La verdad es que con el calor que ya hacía y "venga y venga" subir, decidimos darnos la vuelta y no ver unas tumbas que posiblemente eran prehistóricas y que se encontraban cerca de la cabecera de dicha cascada.

        Bajamos por el mismo camino y a la derecha nos desviamos para ver un monasterio de los servitas en estado ruinoso, pero con tan mala suerte que lo tenían cerrado y en rehabilitación.

        Cogimos el coche y el próximo destino eran el Bosque Pétreo, cuyo itinerario no reconocía el gps, hasta que al final pudimos llamar en un punto de la montaña con algo de cobertura. Antes, el Gps nos llevó dos veces a un destino un tanto ilógico: una carretera en obras y en otra ocasión por un camino rural sin apenas salida. Para ir a Beceite, nuestro próximo destino, nos llevó por una carretera comarcal, que gracias al mapa que cogí de carreteras, teníamos que pasar por dos pueblos: uno por Fornoles, y otro por la Portellada. Me acordé que este pueblo lo tenía en mente visitarlo en ruta, y como lo teníamos a pocos kilómetros de distancia, buscamos el letrero de El Salto que se encontraba pasando el pueblo, y con mucha precaución para no pasarnos este.



Dejamos el coche en una explanada habilitada para los bañistas y senderistas, y bajamos al sendero en principio todo cuesta abajo casi empinado. Después de mucho caminar y con el rigor de las calores, aunque a veces soplaba una agradecida brisa, vimos aquel paraje espectacular con un salto de surgía de la gran roca de un gran cañón con mucha gente tomándose un baño e incluso cerca de la citada cascada, pero había que tomar otro camino.


        Nosotros nos quedamos en pequeñas lagunas o pozas en la parte alta donde sus aguas apuntaban al gran salto.

        Aprovechamos la ocasión y nos dimos un merecido baño. El agua estaba excelente de temperatura, a diferencia de la del río Pitarque.

        Ya eran casi las 7 y Beceite lo dejaríamos para el día siguiente, y aparte, solo de pensar en la pendiente del camino de vuelta... nos echábamos a temblar.

        Llegaríamos a Valderrobres, que es donde teníamos hecha la reserva, no sin antes visitar y recorrer algunos rincones típicos de esta población típicamente medieval.

Día 30-7-2020

        Nos levantamos sobre las 7 y desayunamos por el pueblo. Se decidió primero ir a Beceite temprano para evitar algo la calor del mediodía. Haremos la ruta sencilla del Parrizal que se realizará parte en coche y el resto a pie.

        Pagamos por internet 10 euros (la otra visita que hice hace años no nos cobraron nada) por el aparcamiento ya en la caseta de información de turismo.

        Entramos con el coche y después de recorrer unos kilómetros había dos guardias para pedirnos el ticket. Más adelante dejamos el vehículo en un último aparcamiento, e iniciamos el sendero marcada por unas moles de piedra a ambos lados del río, cubierto por un agua verde, limpia y transparente. Más adelante habilitaron unas pasarelas. La verdad es que con ese agua dieron ganas de darse un baño, pero estaba prohibido. En el camino se ve´ñian postes con letreros en catalán como "font" y "strets" en vez de fuente y estrechos.

        Una maravilla el paisaje con ese agua cristalina, esos saltos de agua que de vez en cuando nos acompañaban, y esas formaciones rocosas y cuevas hacían una bonita combinación. Regresamos al final de la ruta sobre las 12, sin antes detenernos en comer un melocotón de Calanda. Ya a las 2 cerrab an y queríamos irnos con tranquilidad. De allí nuestro siguiente pueblo era otra vez Valderrobres a ver si podíamos aprovechar a última ahora y visitar su enorme castillo. Eran las 13:30h y cerraban a las 2. La de las entradas nos dijo que no nos daba tiempo recorrer el monumento y que abrían otra vez a las 4 y media. No podíamos esperar ya que teníamos que visitar otras poblaciones y se nos iba el día.

        Decir de Valderrobres, que posee un patrimonio arquitectónico de gran valor. Artísticamente destacan el castillo y su iglesia.
Pertenecen al estilo gótico y son únicas en Aragón. El estilo gótico es claramente visible en el puente de piedra que se encuentra a la entrada de la población, y el arco de San Roque. Todo el conjunto histórico fue declarado Bien de Interés cultural por el gobierno de Aragón.

        La siguiente población es Cretas: una población de muchas calles y casonas de estilo medieval. En una calle nos tomamos una cerveza en un bodegón bien fría.

        Nos paramos poco en esta y de alli a Calaceite, que estaba solo a 11 kilómetros. Pasamos con el coche por la Plaza Mayor y algún que otro edificio con soportales, con arcos de medio punto.


Dejamos el coche en la calle Estudio curiosamente, y andando otra vez por la zona céntrica, pasando el primer arco, la Plaza Mayor y un edificio alli que antiguamente era del Arzobispado.

        En uno de los paseos, veía anunciar las calles en catalán: carrer y font a via, por ejemplo. Me fastidiaba mucho porque estábamos en Aragón y aqui que yo sepa, se habla castellano. Un señor que me oyó de una casa, salió en nuestra búsqueda diciendo que nos iba a expolicar el significado del nombre en catalán.

Según él nos contó, (era de Sant Andreu), se enamoró de este pueblo y se quedó aqui casado con una moza de esta tierra. El significado de la palabra "Calaceite" viene de un moro que se quedó aqui mucho tiempo y se le llamaba "Cala" y el aceite ya sabéis.


        También nos relató que fue futbolista del Español en segunda división, y el significado de los letreros en catalán, es que era tierra fronteriza con Castellón y utilizaban indistintamente palabras del valenciano y del castellano.

        El hombre fue muy amable y la verdad que nos sirvió de guia. Incluso nos indicó una calle, la más antigua del pueblo, que conducía a una pequeña ermita.

        De allí ya nos recogimos en Urrea de Gaen a 77 km. Nos alojamos en una casa rural del siglo XVII totalmente restaurada llamada La Casona: el suelo era de aquella época. El dormitorio estaba ambientado con muebles como una cómoda, ropero antiguo y cabecera de la cama, asi como retratos de personajes de época. En la entrada aparecían dos muñecas antiguas con un pinocho en medio.

        Según nos contó la dueña, nos alojamos en el dormitorio de los antiguos administradores del marqués, y este dormía en la primera planta:
nosotros en la segunda. El marqués venìa cada ciertos años a cobrar los impuestos que se lo cobraban los citados administradores.

Día 31.7-2020

        Llamamos por la mañana a Quinto para ver qué horario tenía el Museo de Momias, ya que las visitas habían acabado el cupo, y la próxima era a las 6 de la tarde que cogimos.

        A primera hora partimos hacia Azaila para ver los yacimientos prehistóricos. Dejamos el coche al lado de la iglesia a la sombra y le preguntamos a un hombre que estaba sentado en la puerta de su casa y resulta que estaba más sordo que una tapia.

Llamamos por telefono que nos dejó Andrea la de La Casona. Nos respondió una tal Eva que la visita al poblado ibero la perdimos y que a las 12 había otra que era a la villa romana de La Loma del Regadío. 
Accedimos a este sitio con mucha calor por un camino rural en buen estado.
        La visita comprendía las diferentes habitaciones con columnas ya prácticamente desaparecidas donde se elaboraba tanto el aceite como el vino a través de una prensadora gigante. Dejaron alli una réplica a tamaño real para que se fijaran cómo era en cuestión.

        Ah! esta villa se encontraba en Urrea de Gaen con lo que tuvimos que volver otra vez a la población.

        Nos acercamos sobre la 1 y cuarto de la tarde a Ariño para refrescarnos del calor en el río Martín cerca del balneario, que según unos operarios del ayuntamiento se encontraba cerrado por el tema de la pandemia.

También nos indicaron que se divisaban unos pequeños chorros que partían del manantial cuya agua se podía beber perfectamente y que tenía propiedades medicinales.
        Alli nos comimos ya los bocadillos de sardinas para hacer tiempo hasta las 6 que teníamos la visita al citado museo. Mientras, visitamos Hijar para dar una vuelta por el barrio judío y ver la iglesia por fuera. Aqui paramos poco tiempo.

        Sobre las 5 y cuarto partimos hacia Quinto, ya en la provincia de Zaragoza, para visitar el museo de momias. Comenzamos la visita a las 6 como ya dije anteriormente 
y con mucha calor antes de entrar en el templo, con una torre preciosa mudéjar.

Antes, nos tomamos un café con hielo en el bar de la piscina que se encontraba enfrente.

        Al comenzar la visita nos enseñó la guia el sitio donde se hallaban las tuimbas de donde se extrajeron los cuerpos. Una de ellas se la llevó el museo provincial de Zaragoza. Eran cuerpos de gente pudiente y del clero que se enterró allí y se expusioeron tanto cuerpos de niños como gente joven como el de una mujer de treinta y pocos años. Según la guía, en aquella época la esperanza de vida no llegaba a los 40 años.
        Las momias de los niños conservaban algunos la ropa de frailes que les ponían al enterrarlos e incluso sus zapatos y vestidos con sus botones. Todo del siglo XVII. Solo había una momia de una anciana de 60 años. Los demás, gente joven.

        Al observar el templo, presentaba las heridas de la guerra civil con impactos de metralla. Incluso en una pared se encontraba un boquete de un
disparo lanzada por un tanque que dejó un boquete y estuvo a punto de derribar la pared entera. El coro del templo fue derribado al completo y no se restauró. La gente del pueblo en la guerra se refugiaba alli. 
La chica que nos hizo de guía le comentamos nuesta intención de visitar el pueblo viejo de Belchite. Nos sugirió una visita nocturna sobre las 10 de la noche.

        Llamamos a los teléfonos y no nos lo cogían. Después en Fuentes del Ebro donde nos alojamos, y desde donde estoy reflejando estas líneas, el cupo de la visita estaba ya completo. Por lo menos, viendo nuestras llamadas nos lo podían haber comunicado.

        Y hablando de pueblos abandonados, hay uno a unos dos kilómetros de aqui llamado Rodén. A ver si para mañana lo visitamos. 

Día 1-8-2020

        A primera hora visitamos el pueblo abandonado de Rodén viejo, estando abajo el moderno, como se trata de Belchite.
        Solo la iglesia estaba en pie, que por cierto estaba en periodo de restauración. Se divisaban cerca esos molinos de energía eólica. Las casas del pueblo presentaban un estado de completa ruina.

        Llamamos a continuación a la oficina de turismo de Zaragoza para preguntar por los horarios del Monasterio de Rueda, por si no había cupo de personas. Nos dio la cita para las 11 de la mañana, y nos recomendó que como el puente de entrada a Sástago, la localidad en que se encuentra dicho
monasterio, estaba cortado, nos indicó un camino viejo dirigiéndonos a Azaila, y una vez alli coger dirección Escatrón. Dimos un rodeo pero mereció la pena.

        Dejamos el coche en el aparcamiento enfrente del monumento, y una vez alli recibí una llamada de teléfono: se trataba de la chica de Turismo lamentando que la visita se había suspendido porque los dos guias se habían contaminado por el virus. Nos pidió tremendas disculpas, ya que había recibido la llamada ahora con la noticia. No dábamos crédito y nos lamentamos por la mala suerte.

        Nos paramos y echamos mano cada uno de una manzana y pñaramos un poco, como presagiando lo que el destino nos deparaba favorablemente.: en ese instante viene un coche, y sale un señor con barba, coge unas llaves y se dirige a la entrada del monasterio. 
Nosotros dimos una vuelta y entramos solo para ver el patio central. 
En ese momento estaba hablando muy cabreado por el móvil, le preguntamos por la visita y por lo visto ese era el guía que nos iba a acompañar. Resulta que hubo un mal entendido y es que la compañera que estaba de baja no era por el covid, sino por un problema muscular.

        Empezamos con la debida alegría la vista, por un claustro que ya de entrada nos dejó con la boca abierta. En realidad fue todo muy bonito por dentro, incluso el guia nos recomendó que hiciéramos todas las fotos que quisiéramos.

        Entre los acompañantes de la visita, se encontraba una chica que apuntaba todas las explicaciones en una libreta.

        Este Monasterio es de la orden del Cister, o sea, cisterciense. Esta orden no era partidaria ni de las imágenes ni de adorno alguno religioso. De hecho, la primera capilla en la que entramos no
poseía imagen alguna de la virgen ni de Cristo, ni pinturas murales en las paredes. Solo se consideraba lugar de oración. Nos contó entrando en el comedor que solo se comía dos veces al día: un plato de legumbres, verdura y fruta. No se comía carne y solo se podía tomar un vaso de vino al día. Se veía como una especie de ventana para que sirvieran los monjes que se encontraban en la cocina.


        En el mismo comedor se encontraba un púlpito donde se ponía a cantar el monje que tuviera mejor voz las sagradas escrituras. Se ponía a cantar 15 minutos mientras que la gente comía. Dejaba de cantar e inmediatamente debían de dejar el cubierto.

        Para los que cometían delitos graves se les metía en una mazmorra o según el caso, se les despojaba de sus hábitos y se les expulsaba del monasterio.

        La financiación de la orden era por entonces a cargpo del gobierno y de lo que aportaban los que ingresaban en la orden. Ah! tuvieron competencia con los monjes de la orden de Cluny que iban vestidos de negro, a diferencia de los del cister, que iban de blanco.

        En las afueras poseían un huerto cuya agua traían del río Ebro que pasaba por allí, incluso poseían una enorme noria que se movía gracias a las continuas ráfagas de aire que circulaban por el entorno.

Mañana se pronostica una bajada de temperaturas de 5 grados. Al lado de la noria, poseían una gran almacén de víveres. Y allí ya concluyó la visita.
   De aquí nos dirigimos a Belchite donde teníamos programada la visita al pueblo viejo. Eran casi las 2 y nos comimos unos bocadillos a la sombra de unos pinos con mesas para picnic. El alojamiento que reservamos lo teníamos cerca, incluso a la entrada de la población.

        La visita a Belchite viejo la concertamos para las 10 de la noche, con lo cual después nos arrepentimos porque no se podía hacer ninguna foto en condiciones con tanta oscuridad. 

        Mientras, nos desplazamos a Fuendetodos para visitar la casa museo natal de Goya, que comprendía una exposición de grabados del artista (eran copias, ya que los originales se hallaban en el Museo del Prado).
Unos estaban ambientados en situaciones del lance del toreo, incluso en alguno de ellos se representó la muerte del torero Pepe Hillo. Otras eran figuras monstruosas, ya que el pintor se vio muy afectado por la guerra.

        La casa era la típica de aquella época con su
cocina con chimenea, su dormitorio de forja y su habitación con su escritorio.


        Dimos una pequeña vuelta por el pueblo para hacer tiempo, accediendo a un pequeño mirador situado al lado de la iglesia.

        En la visita al viejo Belchite nos dio la guia unos auriculares a cada uno de un solo uso. En la entrada se encontraba un señor vestido de legionario para hacerse unas fotos con los turistas y así se ganaba la voluntad.

        El acceso fue por un enorme arco con el letrero: "Se prohibe la blasfemia", que no se trataba del original, ya que perdió la pintura en el pasado.

Allí pasaban mucha gente de la alta alcurnia, frailes y la gente llana del pueblo. El primer edificio que se veía al pasar el arco perteneció a gente de dinero. La guerra civil pasó una enorme factura en el pueblo. Arriba, en una pequeña ventana se colocaba un francotirador que recibió órdenes de disparar a toda persona que saliera a la calle principal.

        Se encontraban en dicha calle un montón de cadáveres que los enterraban en una fosa común de aspecto circular subiendo unas escaleras.

        Una de las fallecidas fue abatida por el asesino francotirador cuando iba acompañada de su padre. Se trataba de una niña de 11 años solo. Incluso
señalaron en el suelo el lugar exacto donde recibio el impacto de la bala.
  Otra casa donde había unos telares se usó como cuartel general de la falange, y en cuya esquina murieron dentro de una casa, dos mujeres por la caida de una bomba. La guía nos contó que un pintor iba a retratar la iglesia de San Agustín que se encontraba cerca, y le salió de dentro pintar esas dos mujeres delante del paisaje, seguramente porque esos dos espíritus le transmitieron a él la imagen.

        Otro caso que nos enseñó la guía fue en una foto de una turista de
espaldas con dos sombras de dos mujeres vestidas de época pero de sombras muy negras. Y así, un montón de casos. No extraña que Iker Jiménez se pasara por aquí para hacer uno de sus programas. 
Recorrimos también la iglesia de San Martín con su techo caído por una bomba lanzada por un avión del ejército aliado y dando muerte a cientos de personas dentro creyendo que la divinidad les iba a proteger. Incluso dicha iglesia sirvió de hospital de campaña.
        En Belchite sucedieron muchos hechos, incluso antes de la guerra, como el asesinato pasional del amante de una mujer hacia el marido de esta. Estuvo agonizante tras el navajazo varias horas hasta morir: ninguno se dio cuenta porque esa parte de pueblo creían que estaba dominada por la brujería.

        Belchite se consideró un pueblo maldito. Antes de iniciar las visitas lo acordoraron porque entraba gente a saquear, hacer botellones y ritos de brujería.
        Después de la visita, que duró una hora y media, volvimos a Fuendetodos para dormir. Ahora recuerdo la luna casi llena y los relatos de misterio de la guia seguido del ambiente de soledad que presentaba la población.

Día 2-8-2020


        Desayunamos sobre las 8 y media y partimos hacia Cariñena. A mitad del camino llamo a algunas bodegas y había de todo: una no hacía visitas y otras cerradas por el tema del covid, así que reconducimos la ruta dirección al siguiente destino: El Monasterio de Piedra. Hace una mañana bastante ventosa con 21 grados.

        Nuestro recorrido fue sorprendente, como la otra vez que vine hace diez años: lleno el parque de saltos de agua casi por todas partes y una gran vegetación. Incluso pudimos deleitarnos con la gran cascada de Cola de Caballo a la que accedimos a través de un pasadizo con escaleras, como una gruta.

        Allí tendidos en la hierba nos comimos nuestros bocadillos de mediodía. De aquel parque quisimos ir a Hoces del río Piedra, pero el Gps nos volvió locos y nos decía que volviéramos, así que probé la siguiente opción que era el lago de Gallocanta, que estaba en el mismo camino dirección Cella. Alli dejamos el coche después de recorrer un kilómetro y picode tierra, ya que era espacio protegido y no se podía avanzar más.

        La verdad es que hacía mucho aire durante el camino hasta que llegamos a un mirador donde contemplar algunas especies de aves aunque de lejos, ya que no disponíamos de prismáticos. De hecho, dentro de la caseta colgado en una de las paredes se exponía un poster con las distintas especies de aves del entorno.

        Buscamos alojamiento en Cella pero no había disponibilidad para esta noche, pero si en Gea de Albarracín, población cercana. El hotel rural Posada de la Realda estaba situado cerca del un arco, con la idea de visitar mañana lunes el acueducto romano, pero según el dueño del hotel, cerraba los lunes, así que ya mañana estudiaremos la opción de quedarnos una noche más porque las distancias a visitar mañana estaban cerca. Ah! durante el camino hacia Cella paramos en un pueblo con un precioso castillo: se trataba de Envid.

Día 3-8-2020


        Hoy el día lo comenzamos en Dinópolis, un parque temático dedicado a la prehistoria y a los animales pre-diluvianos: dinosaurios, teranosaurios, .....

        La visita estaba compuesta por dos paseos en barca: uno de viaje en el tiempo, el otro con más

animación y efectos especiales recorriendo representaciones de las distintas especies de animales y tribus de aquella época. También disponían de la proyección de una película animada en un parque jurásico con movimiento de los asientos.


        Dispuso en uno los pabellones de un gran muestreo, tanto de fósiles como de los diferentes animales prehistóricos: su reproducción exacta a tamaño real, incluso hasta de sus huevos.

        De allí nos dirigimos a Villaespesa, pero otra vez el dichoso gps nos hacía una derechas: incluso nos llevó a una carretera cortada. Así que como se trataba de una iglesia y a esa hora estaría cerrada, ya que eran las 3 de la tarde, nos dirigimos al Barranco del Tranco. 

        Dejamos el coche después de preguntar, ya que no aparecía cartel ninguno (solo uno que decía "ruta del agua") Subimos el coche por una carretera semiasfaltada y como no quería darle tanta paliza al vehículo, lo dejamos pasados casi dos kilómetros a la sombra creo de una nave.


        Figuraban dos caminos: uno de ellos ponía: "Pantano" . Nos metimos por este ya que el hombre al que preguntamos nos comentó que teníamos que ir al pantano.

        El principio de la ruta fue totalmente descubierto, sin apenas sombra, hasta que divisamos un puente con la bifurcación en dos caminos: andamos por el de la derecha pero me di cuenta que ese no conducía al gran barranco, o poer lo menos no tenía pinta. Seguimos por el de la izquierda pasando por debajo de un puente. Más adelante se divisaba un cartel del mencionado sendero del agua. No echamos cuenta y seguimos unos metros cuesta arriba hasta que bajamos y tomamos esta anterior desviación.

Como a un kilómetro se veía que el camino iba poco a poco penetrando en el Cañón del Tranco, cuyo cartel no estaba bien visible.


        Las vistas antes eran espectaculares. El barranco se cierra de repente y enseguida nos adentramos entre sus enormes paredes de roca.

        Había zonas que estaban muy bien equipadas con sus escaleras metálicas, cuerdas de acero para agarrarse... Después de pasar por este lugar único, el barranco se abre.

        La bajada tampoco supuso mucho problema. La vuelta la hicimos al principio por otro camino hasta que al final empalmamos con el camino que empezamos cuando dejamos el coche.

        De allí dirección a Villel, pueblo en busca de un alojamiento. Una vez aparcado el coche en la plaza, nos dirigimos a una casa rural cuyo numero te redirigía a un fijo que señalaba "está fuera de servicio o cobertura". Llamamos tres veces y salía lo de siempre.

        Paramos por la plaza y una señora mayor nos dijo que había una venta o casa rural al salir del pueblo. La verdad es que el paisaje que rodeaba a la casa era espectacular, pero cerrado. Después otro hombre nos buscó un apartamento a través de su tía, pero estaba ya lleno. Ante esta poca demanda o más bien ocupación, nos dirigimos a Libros a 11 km solo. Mi compañera de viaje llamó al hostal Teresa y es aquí donde nos alojaremos esta noche.

        Dimos una vuelta por el río después de refrescarnos un rato del día, y la verdad era un paseo bastante agradable. Cuando son las 23:00h termino mi diario por hoy.

Día 4-8-2020


        Desayunamos a las 9 de la mañana una mermelada de higos casera que nos ofreció e hizo la dueña del establecimiento, y por lo visto estaba riquísima. A la hora de abonar la estancia le comenté la visita de las casas-cueva y me dejó la llave que abría la ermita, asñi que aprovechamos la ocasion ya que había una pareja que lo visitaría después y teníamos que devolver la llave.
        Cogeríamos dirección Cuenca, aunque curiosamente entramos unos instantes en la carretera en la Comunidad de Valencia. Giramos hacia Riodeva y a unos cuatro kilómetros a la izquierda, como nos indicó la mujer, aparecía un pequeño dinosaurio de metal y otro de un turista. Dejamos el coche alli y a pocos metros pudimos
observar los indicadores de "cuevas". Había muchas y con nombre: "cueva María Luisa", "Cueva Orlando", "Cueva Amparo"...


        Realmente, aunque estaban al aire libre, y sin fechar, se conservaban bastante bien las habitaciones, con sus utensilios de cocina y todo, como una vivienda: las paredes llenas de fotos decoraban el sitio. De allí, más abajo, ya que había que caminar, entramos en la ermita y a la izquierda figuraba una maqueta de lo que realmente era el pueblo antiguo de Libros, antes del abandono... De hecho, se veían algunas casas en estado derruido. Después de casi una hora de visita, volvimos al pueblo y dejamos la llave a la dueña del hostal.

        Una vez allí, vimos al panadero en coche y le compramos una barra para los bocadillos del día. También compramos algunas frutas como por ejemplo algunos melocotones de Calanda y conservas a una señora en un camión ambulante.

        Llegamos sobre las 10 al pueblo de Riodeva y pudimos ver una señal que nos indicaba: "Amanaderos". Nos metimos por un buen trozo de carretera medianamente asfaltada, pasamos por un pequeño riachuelo bien y empezaba el camino forestal de tierra: andamos unos kiolómetros para que nos ahorrásemos algo de marcha a la vuelta.

Aparcamos y nos pusimos a andar. Hacía ya calor aunque corría bastante aire fresco y el camino se hacía más llevadero. Recorrimos mucho, mucho, la mayoría de las veces casi todo cuesta arriba y parecía que no llegaba el destino. Paramos bastantes veces para hidratarnos. Miramos el móvil a última hora y quedaba kilómetro y algo, preguntamos  a unos muchachos que venìan de frente y nos alentaron diciéndonos que quedaba un cuarto de hora y ya todo cuesta abajo.

        Al llegar vimos a nuestra izquierda una gran arboleda dando sombra a un merendero. Ya se oía el sonido del agua. Ya paramos un rato a descansar después de la paliza de camino, e investigué la localización de la gran cascada que se encontraba a unos 20 metros de donde estábamos. Se encontraba un mirador con escaleras cuesta abajo para observarlas. Camino más arriba se vislumbraban más torrentes de agua y otra cascada más. Aquí, ya en la sombra nos comimos los bocadillos de sardinas, ya que por este sitio era muy raro encontrar conservas de caballa.

        Tengo que hacer constar que la primera cascada era El Salto de la Yegua. Según 

información de que dispongo, el rio ofrecía ocho saltos más, aunque no llegamos a verlos todos debido al cansancio. La segunda cascada que vimos era el Salto de las Ninfas de 24 metros.


        El camino de vuelta se hizo más llevadero: casi todo el camino cuesta abajo. A la vuelta dejamos el coche a un lado del camino y repostamos las botellas en una fuente.

        Nuestro próximo destino será Cuenca, a 118 km de aqui. Ahora son las 17:43h y nos quedan solo 40 km.

        Entrando a la capital dejamos las maletas y pasamos por el puente de hierro para acceder al centro y ver la Plaza Mayor y alguna que otra callejuela. Anulamos la visita nocturna y la aplazamos para mañana debido al gran cansancio de la ruta de los Amanaderos.

        En cuando a la Posada, nos dijo la recepcionista que los desayunos eran un café y algún que otro croisant o magdalena: muy alejado de un desayuno saludable.

Día 5 de Julio


        El día de hoy lo dedicaremos a visitar al completo la ciudad de Cuenca. Cogimos la visita guiada de las 11 y media, debajo de los arcos del Ayuntamiento. Le comenté al guía que por qué se había puesto tan tarde: el me refirió que ya habían probado varios horarios por un tiempo, a los de Madrid le venían mal, y los que estaban aqui alojados preferían levantarse tarde.

        Comenzamos la visita por una pequeña cuesta de una calle estrecha y después de unos callejones donde estaba hacinada la población. El alcantarillado era deficiente en aquella época y las basuras tiradas, con lo que conllevaba los malos olores y las enfermedades que traía.

        El problema del espacio era palpable, aprovechando todo rincón y sacando un balcón como se podía, ya que el precipicio estaba al lado. De hecho, desde las ventanas de la sacristía de la Catedral las separaban 25 metros de caída.

        Luego más adelante con el paso de los años se descongestionó la zona céntrica y se empezó a construir ya la zona moderna, pero guardando el espacio.

        Llamaba la atención en algunas viviendas una casita sobresaliente, que no era otra cosa que un retrete.

        Otra sorpresa fue la entrada a una iglesia donde daban la misa algunas monjas clarisas que vestían de blanco.
Ese era el rezo del ángelus, ya que eran las 12 del mediodía. Rezaban por lo visto hasta 5 veces al día. Después de la visita, la continuamos por la Catedral terminando en unos banquitos de al lado del seco río de Huecar para comernos unos bocadillos.


        Al terminar visitamos lo que nos quedaba de la Catedral y nos detuvimos en una tienda de souvenir para comprar algunos recuerdos para regalo. Yo, concretamente unas camisetas para los niños donde ponía:"Te voy a poner mirando pa Cuenca". Eran ya casi las 6 y teníamos que coger el coche del garaje para nuestro próximo destino: Alcalá del Júcar a unos 126 km y que
íbamos a tardar bastante, sobre todo para ir buscando alojamiento. Ya vamos bajando en el mapa buscando el camino de regreso por la provincia de Albacete y por Almería.


        Ah! Se me olvidaron 2 observaciones:
        - En Cuenca es donde hay menos infartos y menos colesterol.
        - El guía nos ofreció ver su casa que tenía varias plantas, y conforme los hijos se vayan emancipando, subirían de planta. Entramos por la calle que iba a la Plaza Mayor, y a la vuelta, enfrente de la Hoz del Huecar, la otra puerta de acceso a la vivienda. Fue todo un detalle por su parte: esto no lo podría haber hecho si hubiéramos sido un grupo numeroso.

        Hablando de grupo, aparte de nosotros que éramos de Sevilla, había tres de Ciudad Real, otros de Madrid, y dos de Valencia.

        Ya acabo de contratar el alojamiento de esta noche en Alcalá del Júcar: hotel Pelayo, de excelente ubicación.

Día 6 de Agosto


        Empezamos el día desayunando a las 8 de la mañana, y con la fresquita nos disponemos a visitar el castillo en visita diurna. Con ese entramado de calles y rincones muy curiosos, nos hicimos unas fotos y nos volvimos, ya que había que esperar a las 1030h a que abrieran el monumento.

        Consultando algo de historia de dicho monumento hay que decir que es un buen ejemplo de arquitectura islámica, con un torreón pentagonal, y dos pequeñas torres de planta circular, dispuestas en tres alturas.

Restos de la antigua muralla rodean la fortaleza. Es interesante considerar que ya hubo aquí asentamientos iberos y romanos, que también eligieron el cerro como punto de vigilancia y defensa.

        Dos leyendas perviven en torno al castillo, sobre la princesa Zulema. En la primera, ella es raptada por el moro Garadén, para que se convierta en musulmana y se case con él. Pero Zulema, antes que eso,
prefiere arrojarse desde lo alto de la torre. En la segunda, Zulema es mora, y enamorada de un caballero cristiano, huye del castillo de su padre para establecerse en una cercana establecerse en una cercana aldea... llamada Zulema.

        De vuelta no pensamos ni de visitar algunas cuevas, pero nos detuvimos en la Cueva del diablo y me dirigí a la puerta de entrada y un señor con un bigote puntiagudo por otra puerta que nos indico que era por allí.
Nos refirió que la visita empezaba a las 10 pero que nos iba a atender. Aquí por lo visto los horarios no son muy madrugadores. En la entrada venia incluida una bebida de vermut.

        La entrada era un auténtico museo de antigüedades, desde la maquina de coser Singer hasta una colección de billetes, sellos y monedas, pasando por aperos de labranza, lebrillos, ánforas en la parte de las bodegas...

        En una de las habitaciones tenía acondicionada una discoteca donde nos tomamos el citado vermut, donde había una gran colección de fotos con todo tipo de personalidades, como el torero El cordobés, ya que él fue un torero pero de los malos como él nos contó.

        El se llamaba Juan, y se apodaba "el diablo". Se llevó 43 años picando la piedra para hacer la cueva, y hace 3 años que lo dejó.

        Subimos a una cueva que era la más antigua desde las escaleras que partían desde la discoteca. Aquello fueron unas cárceles antiguamente. El se encontró al principio toda una escombrera e inició el trabajo de picado. Creo haber oído que visitó el rey la cueva.

        Después de la visita, sobre las 11:30h emprendimos destino hacia Alarcón para visitar su castillo.

        Llegamos sobre las 12:30h y el 90% de todas las calles eran zonas azules. Buscamos una barriada donde se aparcaba gratis, no teníamos que ver el reloj para echar otra moneda y  el monumento se encontraba a 700 metros.

        El castillo de Almansa estaba estratégicamente situado en lo alto de un cerro. Ya en el 1276 fue concedido al infante don Manuel que la incorporó a su señorío.


 Después en el siglo XVI sufrió graves desperfectos debido a unos terremotos.


        Posee en el interior un museo con una maqueta en el centro del monumento y diversas proyecciones sobre la vida en él y de las batallas.

        Saliendo del museo y después de haber visitado la Torre del Homenaje, se veían lo que eran los cimientos del castillo.

        Cerca ya de allí, sobre las 2 de la tarde, nos sentamos en un bar, pedimos un par de cervezas y nos hicimos los bocadillos, siempre con el debido permiso de la dueña del bar. Se nos acercó un gatito atigrado y le dimos algo de la caballa del bocadillo.

        Ahora son las 15:36H de la tarde y vamos camino de Caravaca de la Cruz que es nuestro próximo destino.

        Ah! como anécdota esta mañana, estando en el puente haciéndonos unas fotos en Alcalá del Júcar, se nos acercó un guardia civil porque nos habíamos quitado las mascarillas un momento para hacernos las fotos, nos pidió el DNI a los dos y nos preguntó que de dónde éramos. No pasó de la anécdota.

        Entramos en Caravaca sobre las 5 de la tarde y la cosa para dejar el coche estaba regular,
como en Almansa: todo prácticamente zona azul, incluso visitando el museo del caballo del vino, me tuve que salir para echar otra moneda en la máquina.


        Nuestra primera visita fue la Basílica de la Virgen de Veracruz, que se trata de un primitivo santuario. Todo cuesta arriba, como ya estamos acostumbrados. Se integró en el  castillo y en la fortaleza exterior. Durante el siglo XVI el culto a esta virgen experimentó un gran impulso con peregrinaciones. En 1923 Elías Tormo la definió como la mayor visitación que logró en España, más que el templo de El Escorial.

        De allí visitamos el Museo del Caballo del Vino ubicado calle más abajo. Nos pusieron una proyección sobre las costumbres del caballo decorados fielmente con bordados, 
y el 2 de mayo realizan unas carreras sujetando el caballo cuatro mozos.


        En la planta primera se exponían bordados de toda clase con los que adornaban este animal, con fotografías incrustadas de gente del pueblo. Incluso había un apartado donde los niños se hacían partícipes de la fiesta.

        De vuelta nos pasamos por una iglesia que estaba en horario de culto. Y ya nos desplazamos al hotel El Zorro de Barranda, ya pasando Caravaca a 11 kilómetros, que se

encontraba en medio del campo. Desde la ventana tenemos un campo sembrado de árboles.


        Para cenar tuvimos que desplazarnos a Villareal a 4 o 5 kilómetros. La verdad es que el bar estaba muy ambientado: todas las mesas de allí estaban reservadas, y tuvimos que esperar a que alguien se fuera de alguna mesa.

        Pedimos tres buenas tapas: una ensaladilla de cangrejo y normal, unas orejas a la plancha y un revuelto de setas, todo muy rico. Ya estaba empezando a refrescar y nos recogimos. Ya el camino de vuelta por la noche, pasamos por todo el pueblo de Barranda con mucho cuidado y en carretera. Manos mal que dimos bien con el camino que conducìa al hotel.

Día 7 de Agosto


        Desayunamos a las 8 y media y muy bien: un plato en el centro con bollería variada y tostadas con tomates ya cortados con café y zumo.

        Visitamos Cuevas de Almanzora empezando por el castillo del Marqués de los Vélez, que comprendía por lo menos 3 museos:
uno de pintura de artistas contemporáneos, entre ellos retratos del poeta Antonio Manuel Campos, otro museo arqueológico con hallazgos de la zona de la época de la prehistoria, con restos de enterramientos, y otro de unas copias de grabados de Goya por Antonio Manuel Campoy, dedicados a la tauromaquia.


        Saliendo del recinto y calle abajo entramos en otro museo, del que nos servían los mismos tickets, de j.m. Alvarez de

Sotomayor, con reproducciones de los distintos aposentos donde se alojó el poeta.


        Buscando un sitio donde tomar un par de cervezas, y después de comprar una sombrilla que nos hacía falta en un bazar, nos adentramos en un bar fresquito y de ambiente agradable, decidiendo al final quedarnos para comer. La misma camarera del bar nos recomendó algunos sitios costeros donde aprovechar la tarde siendo entre ellos las playas de Vera y de Villarico.

        Ahora descansamos en el hostal El Perejil que está en las afueras de la población. Son las 1600h y nos iremos a las 1700h para esos sitios. Después nos dirigimos a la playa de Vera donde nos dimos un reconfortante baño, pero el oleaje fue bastante fuerte y no me podía mantenerme en pie teniéndome que sacar un buen hombre y el socorrista.

        En la playa se hacia cumplir la norma que durante el paseo necesariamente el uso de mascarilla debería de ser prioritario y obligatorio, salvo en el baño o cuando te tiendes en la toalla.

        De Vera nos fuimos a Garrucha donde nos quedamos muy tarde teniendo la mala suerte que la puesta de sol fue a nuestras espaldas.

Día 8 de Agosto


        Este día estuvimos prácticamente todo el día de playas: empezando por la Playa de los Muertos, que aparte de cobrarnos por un aparcamiento habilitado por 4 euros, tuvimos que acceder por un camino de 2 kilómetros hacia aquella cala. 

        Tenía el agua muy azul y cristalina. La arena era muy agradable, y tampoco tiene piedras grandes. Lplaya de los Muertos no se corresponde en absoluto con su nombre, lo
cierto es que cuando indagamos su origen las cosas cambian un poco. Punto de encuentro natural de las distintas corrientes marinas, tradicionalmente esta playa solía ser famosa entre los almerienses por atraer los cadáveres de los marinos naufragados. Nada más lejos de la realidad, en la actualidad el litoral almeriense goza de una seguridad costera envidiable, lo cual hace que los accidentes náuticos sean cosa del pasado.

        Después quisimos ir a Cala de Enmedio, pero hacía mucho calor para ir andando hacia ella ya que teníamos que dejar el coche en el pueblo, e ir andando unos 40 minutos, así que vamos a la Playa de las Negras parándonos en otra de camino
que nos pareció muy atractiva. Ya la Playa de las Negras  también
tenía gran atractivo debido a las grandes formaciones montañosas que nos rodeaban. Realmente era una playa familiar. 

        Especialmente singular resulta el Cerro Negro, que separa Las Negras de Cala San Pedro, de inquietante forma y coloración negra debida a la solidificación de las lavas volcánicas, impone su inquietante presencia dando a esta playa una especial personalidad.

        Los vigilantes de la playa hacían acto de presencia para recordarnos a los turistas la necesidad del uso de la mascarilla.

        De allí a Cuevas del Fraile donde buscamos alojamiento, paramos en algunos sitios buscando otras opciones, pero muy caros: un apartamento por 90 euros solo una noche, en el hostal Boutique en Cuevas del Fraile 100 euros solo la noche y sin desayuno. Al final, buscando en Almeria capital aunque tuviera uno que desplazarse 35 kilómetros, daríamos con el hostal Maribel por solo 53 euros la noche y cerca del centro. Teníamos incluso un bar de tapas cerca muy económico a pocos metros, y encima con una camarera muy simpática.

Día 9 de Agosto


        Hoy dedicamos la mañana entera a visitar la capital de Almeria, empezando por la Alcazaba que se divisa desde cualquier punto de la ciudad. 

Su construcción la inició Abderramán III.
        La Alcazaba posee recintos amurallados, uno de ellos construidos en época de los Reyes Católicos. La verdad es que tiene una sola puerta de acceso y desde arriba se divisan buenas vistas de la ciudad y el puerto.

        De allí nos dirigimos a la plaza de la Catedral, que curiosamente cierra incomprensiblemente los domingos, pero aprovechamos al regreso la hora de culto y la pudimos visitar algo por dentro, excepto algunas zonas acordonadas.

        El Museo de la Guitarra fue otro de los lugares a visitar.
Esta vez fue de Antonio de Torres, constructor de guitarras. La entrada fue gratuita, ya que se encontraban cerrados muchos departamentos y la segunda planta entera.


        La exposición fue una muestra o muestras de las distintas clases de guitarras a través de la historia así como de las distintas maderas con las que se fabricaban.

        A mediodía volvimos para el hostal y nos echamos un rato para descansar, ya que llevábamos un cansancio acumulado de días de viaje. Por la tarde nos desplazamos a Cabo de Gata a pasar el resto del día, concretamente al mirador del Faro para ver unas vistas espectaculares de los acantilados.

Al lado vimos que bajaba una gente por un caminito: daba a un hueco de una cala y allí entre piedras nos dimos un refrescante baño. La verdad es que hacía bastante calor.


        Sobre las 6 y media volvimos y nos cenamos unas papas bravas, un lenguado y un pollo a los cuatro quesos, todo esto eran tapas. En el mismo bar "La herradura" junto a una alameda en la que ya corría algo de fresco.

        Ah! Esta noche nos hemos enterado por internet que el Mini-Hollywood cierra los lunes, así que habrá que replantear la ruta por otro sitio.

Día 10 de Agosto


        Como se nos había fastidiado la visita al Mini-hollywood por ser lunes, yo tenía ganas de ver desierto, así que vi el letrero de Tabernas y fui a visitar algo el pueblo que la verdad tenía poco que ver. Camino de Tabernas vimos un enorme cartel que ponía: "Fort Bravo" en un lado de la carretera por un pequeño camino. Ya a la vuelta entramos por allí y sin saber si estaba abierto o no, aunque vimos

coches acercándose, accedimos al wenster, después de pagar 19,90 euros cada uno: en este precio estaba incluida la visita por el pueblo, el espectáculo y un paseo en coche de caballos por el pueblo, y claro, sin olvidar el derecho a piscina.


        Aquello te hacía transportar al genuino oeste con todos los ingredientes que ofrecía la visita, incluso fue y es escenario de películas: una de ellas Ben-Hur. La semana que viene iban a grabar una. Como anécdota, el cochero que nos dio una vuelta por el recinto nos contó que los actores

protagonistas no se exponían apenas, ya que los extras hacían el trabajo sucio por así decirlo. Curiosamente me dijo que el actor Sancho Gracia (el que interpretó a Curro Jiménez), apenas sabía montar a caballo, que todo era truco. 


        Sobre las 12 vimos un espectáculo basado en el asalto a un banco, con sus delincuentes, scheriff y ayudante. Aquello disponía de establos, cantina y el baile de las chicas del can-can fue en los exteriores por el tema del covid. Disponía de un museo de carruajes con dos aurigas que emplearon el la grabación de la película Ben-Hur.


Después del espectáculo fuimos a darnos un baño a la piscina que disponían allí, nos comimos nuestros bocadillos de caballa, y  el baño nos sentó de lujo.


        A la salida nos hicimos una foto con algunas tiendas indias.

        Nuestro próximo destino, era Abrucena, último pueblo de Almeria de la provincia antes de entrar en Granada.

        En Abrucena visitamos, aunque por fuera, la Iglesia de la Asunción. A la vuelta del sendero estaba abierta, aunque nos cogió un funeral. Junto a la iglesia se encontraba una placa dedicada a los caídos de la guerra.

        Ya fuera del pueblo hicimos el Sendero de la Jairola
que cruza varios cortijos y barrancos. Llegamos a un mirador y después cruzamos un túnel excavado en la roca. La vuelta la hicimos a partir de tres chorros que vimos de agua del manantial, por la carretera, ya que nos encontramos un grupo de excursionistas que nos recomendaron por aquí.


        El alojamiento este día lo hicimos en Guadix en las Cuevas de Abuelo Ventura.

Día 11 de Agosto


        Ya el último día lo dedicamos a visitar Guadix, con su Catedral e incluso subimos al campanario de su torre, cosa que no hice la ultima vez, y de ahí, divisamos la Alcazaba, que estaba en periodo de
restauración, y el barrio troglodita, que lo vimos de lejos y que no visitamos ya que entramos ya en muchas cuevas y aparte hacia mucho calor.

        En el viaje de vuelta a Sevilla, saliendo de Antequera nos cogió una gran tormenta de granizo en la carretera. La visión fue casi nula: menos mal que vimos un área de servicio y paramos hasta que escampara. Eran las 4 y media de la tarde. Llegamos a Sevilla sobre las 6 donde mi hijo el chico nos recogió.


                                                  MIGUEL ANGEL