DIA PRIMERO 30 DE JUNIO
Partimos de Sevilla a las 7
de la mañana y paramos a desayunar pasando Córdoba en un área de
servicio.
Con dirección a
Valdepeñas por la N-4 , tomamos la desviación de Moral de Calatrava
y llegamos a Almagro a las 12 de la mañana. Dejamos el coche cerca
de la Plaza Mayor y recorrimos esta contemplando los balcones verdes
de sus casas con soportales.
Al entrar en los museos
nos indicaron que ya habían quitado el bono de hace algunos años
que te incluía 3 accesos a monumentos: al final vimos el museo del
Teatro con 3 plantas muy bien documentado.
A la salida, nos tomamos
un refrigerio en un bar de la citada plaza para seguir ruta hacia el
próximo destino. Me llamó la atención de que habían quitado una
fuente sita en este lugar. En esos días estaban preparando unos
escenarios para actuaciones musicales.
A la una y media de la
tarde, mirando mucho nuestro mapa de ruta, y preguntándole a los
aldeanos (se encontraba todo muy mal indicado), llegamos a
Argamasilla de Alba. En la misma entrada del pueblo volvimos a
preguntar, esta vez a una pareja de la Guardia Civil el camino para
llegar al castillo y la presa. Me indicó dirección a Laguna de
Ruidera.
Antes de llegar al
castillo de Peñarroya paramos en una arboleda al lado de un
riachuelo y aprovechamos para almorzar. El citado lugar estaba a unos
10 kilómetros de la población.
Llegando pudimos
contemplar la enorme muralla y fortaleza. Su interior estaba hueco.
Detrás, el agua verde del pantano con un paisaje frondoso y
espectacular.
No eran todavía las 4 de
la tarde para acceder a la entrada de la ermita, pero teníamos que
aprovechar la tarde para enlazar con Belmonte.
Llegamos a la citada
población sobre las 5, divisando su impresionante castillo desde
lejos.
A principio, entramos en
la Colegiata: aquí me sorprendieron unas imágenes de San Pedro cortándole a otro una oreja. Al finalizar el recorrido, el de la taquilla nos informó que el castillo abriría a principios del mes siguiente, ya que estaba todavía en reformas. Nos tuvimos que conformar con ver su enorme silueta desde fuera.
Antes de marchar para
Alarcón, nuestro próximo destino, nos tomamos un refrigerio en el
bar de la piscina municipal de la localidad, ya que todas las
cafeterías permanecieron cerradas en su mayoría en el mes actual.
Partimos hacia Alarcón
sobre las 6 y media y como pasara con Argamasilla, todo muy mal
indicado: incluso al llegar al puente del pantano un obrero nos
indicó que estaba cortado por obras: nos teníamos que desviar a
Tebar, coger dirección Motilla del Palancar, y después hacia
Alarcón, andando más kilómetros. Llegamos a todo esto, a Alarcón sobre las 8 de la tarde por fin.
En su entrada, hay un
estrecho arco de acceso a la población divisándose el gran
castillo-fortaleza convertido en parador, al lado de una hoz hecha
por el río Júcar. Dejamos el coche en la Plaza Mayor del
Ayuntamiento sin ningún problema de señalización, como ocurre con
otras poblaciones.. El hostal D. Juan lo teníamos a 50 metros: todo
bien situado. Todo el recinto respiraba tranquilidad.
Ahora son las 9 de la
noche y me voy a dar una ducha para dentro de un rato estirar algo
las piernas, a ver que vemos de noche por aquí. La habitación está
francamente bien por el precio. La ventana daba a una calle
supertranquila y sin vecinos enfrente.
Nos acostamos rendidos
esa noche después de comer en un asador cerca de la plaza del
castillo (la broma nos costó unos 48 euros).
DIA SEGUNDO 1 DE JULIO
Nos
levantamos sobre las 9 menos cuarto de la mañana y veremos ahora si
la Oficina de Turismo tiene visita guiada.
Después
del desayuno estuvimos comentando aspectos del pueblo con algunos
hombres que estaban en el bar. Nos comentaron que la población solía
tener unos 200 habitantes y que durante el invierno se solían
alcanzar los 4 o 5 grados bajo cero.
La
Oficina de Turismo estaba cerrado todavía a las 10 (¡como no!) y
para no esperar fuimos por nuestra cuenta a dar una vuelta a la parte
de la entrada del pueblo y hacernos unas fotos con el castillo y las
hoces del río en el lateral.
Cabe
comentar que en la habitación, en cada mesilla de noche habían
colocado como gentileza una botella chica de agua de Solán de
Cabras. En realidad, la habitación estuvo bastante bien como comente
antes y se pudo dormir sin los rigores del calor del verano: en la
terraza del mesón donde cenamos empezó a correr algo de fresco
sobre las 10 de la noche.
En
este momento en que estoy reflejando estas líneas, son las 11 y
veinte horas y vamos rumbo a Cuenca.
Esta
ciudad se asienta sobre un accidentado paisaje en la confluencia del
río Júcar y Huécar que forman su famosa hoz.
Fuimos
a Información de Turismo y comimos en un bar al lado de la Catedral
para hacer tiempo a que fuera su apertura sobre las 4. Antes, paseamos hasta los restos del castillo-fortaleza y muralla calle arriba y así poder apreciar el paisaje que forma el otro río Júcar, ya que antes visitamos las casas colgadas en la otra parte correspondiente a la Hoz del Huécar.
Allí,
en el puente de San Pedro nos hicimos unas cuantas fotos porque la
ocasión si merecía bien la pena.
En
dicho puente había una considerable altura, hecho de hierro, pero
más de uno se lo pensó dos veces antes de cruzar la mitad del "susodicho".
Después
del paseo del castillo entramos en la Catedral en la cual me llamaron
bastante la atención las cristaleras modernas que no tenían nada
que ver con las escenas de la vida de Cristo y las vírgenes que
tienen otras. Aparte, que viendo la fachada del monumento me daba la
sensación de una cierta modernidad. Duró la visita bastante, ya que
tenia una gran riqueza ornamental.
A
la salida, compramos algunos productos típicos como unas pastas y
bizcochos de yogurt y continuamos calle abajo para aparecer en un
puente cuyo nombre no recuerdo. Allí cogimos el autobús para
conectar con el coche y coger camino de la Ciudad Encantada, ya que
no eran todavía las 6 de la tarde y visitamos ya lo más selecto.
Preguntamos
en la Oficina de Turismo antes el tema de alojamiento y lo que venían
eran casas rurales y hoteles con unos precios muy poco alcanzables
para nuestro presupuesto.
Aún
así, decidimos camino del destino citado, pararnos en algún pueblo
por si hubiera un hostal donde dormir.
Nos
desviamos a Valdecabras. A la misma entrada y antes, pudimos
contemplar un gran paraje de árboles y hoces.
Preguntamos
a una señora mayor si había un hostal: ella nos indicó que el
único sitio cerca era el hotel de la Ciudad Encantada. Aún así,
nos comentó que en el pueblo se encontraba una mujer que alquilaba en su casa habitaciones. No muy convencidos, aceptamos verlas sin compromiso.
Era una casa de tres plantas (la de la foto de arriba)-
Nos encantó el lugar y donde la citada vivienda se encontraba
situada: un gran paraje lleno de naturaleza en estado puro.
Como
nota curiosa, en la planta baja del edificio, en la cocina, la señora
tenía 4 ó 5 gatos como estos de la imagen. La mujer nos indicó que
no esperaba a nadie y que debía preparar la habitación, ocasión que aprovechamos para dar un paseo.
A
lo lejos, oíamos unos ruidos de tormenta y en el camino de vuelta
nos cayeron algunas gotas y nos refugiamos en un techado al lado de
la vivienda desde donde estoy escribiendo estas letras. Ahora siguen
sonando ruidos de tormenta y parece que ha apretado el aguacero.
Preguntamos
a un vecino si sabía si mañana llovería y nos dijo que no sabía y
entablando una charla con él nos comentó que un año le cayó un
rayo a uno del pueblo.
Cogimos
las maletas del coche que estaba en la plaza y nos hemos puesto aquí
debajo de este techado para hacer tiempo hasta que estuviera lista la
habitación, por si empezaba el aguacero. La mujer se comprometió
también a hacernos la cena, ya que el único restaurante estaba
cerrado, ya que los dueños estaban de vacaciones.
El
cielo ahora está cerrándose de nubes. Me temo que vamos a tener la
noche pasada por agua. Ojala escampe para el día de mañana.
DIA TERCERO 2 DE JULIO
Como
me temía, ha sido una noche esta pasada, de tormenta y agua.
Ahora
amaneció el día con cielo despejado, desayunamos en la cocina de la
mujer unas tostadas y a las 9 partimos hacia la
Ciudad Encantada:
tuvimos que esperar a las 10 a que abrieran. A lo largo del recorrido
que duró una hora aproximadamente, observamos las clásicas
formaciones de piedras que al parecer sufrieron con el paso del
tiempo diversas erosiones que le han dado parecidos con animales,
caras de personas y demás. Gozamos de una buena temperatura, no los
rigores del calor de este tiempo.
A
la salida, compramos 2 botijos para recuerdo, y preguntamos al
portero el camino hacia Tragacete, que está a unos 10 kilómetros
del nacimiento de río Cuervo. Este pueblo como antes, entraremos y
compraremos algo para comer después durante la ruta. Ahora son las
11,55 horas.
Entramos
a continuación en el Nacimiento del río Cuervo: dejamos el coche en
un gran merendero a la entrada y accedimos a dicho nacimiento donde
ya a 500 metros contemplamos los primeros saltos de agua, y a la par nos acompañaba un extenso y frondoso paraje de grandes pinos.
El
recorrido fue bastante fácil y no lleno de obstáculos.
A
sobre las 2 sacamos allí nuestro picnic con unos tomates y fiambre
que compramos en el supermercado de Tragacete. Durante el festín,
tuvimos una curiosa compañía de algún que otro pájaro como este
que se acercó bastante a nuestra presencia y que cogió un mendrugo
de pan que le ofrecimos.
De
allí, sobre las 3 de la tarde enlazamos con Beteta y su gran hoz.
Preguntamos por teléfono a la oficina de Turismo para
averiguar si
había visitas a una mina cerca de allí, pero con tan mala suerte
que solo se podía visitar los fines de semana. Con algo de rabia,
terminamos en Molina de Aragón sobre las 5.
En
Molina de Aragón, provincia de Guadalajara, sin nada que ver con la
comunidad autónoma de Aragón, dejamos el coche cerca del famoso
puente románico de la foto y dimos un ameno paseo al lado del río
Gallo. Accediendo
por una callejuela llegamos al barrio de la judería
y alguna iglesia y ermitas de la zona.
En
la Oficina de Turismo nos orientaron algo más sobre la visita de la
población, y nos llevamos otro chasco: la visita al castillo fue a
las 4 y media la última, así que tuvimos que conformarnos con ver
la enorme silueta de los dos grandes torreones y el recinto
amurallado.
En
la misma oficina preguntamos el tema de alojamiento ya que pensábamos
hacer noche en Molina para mañana por la mañana
visitar el
Monasterio de Piedra.
Miramos
una de las casas rurales y el mismo dueño nos recogió en coche en
la misma oficina para traernos a las afueras de la población, en un
entorno natural, tranquilo y fuera de ruidos de coches.
Ya
en la casa nos cogió un aguacero fuerte con tormenta, y tuvimos que esperar a que escampara algo para recoger las maletas del coche. Son las 20:10 horas y sigue lloviendo. Mañana dan las predicciones tiempo de tormenta por la zona de Guadalajara y Zaragoza. Me temo que se nos va a "aguar" el día mejor dicho.
Ahora
esperaremos a las 8 y media, y esté como esté el tiempo cogeremos
el coche para ir a tapear a la población.
DIA CUARTO 3 DE JULIO
Nos
levantamos a las 8 y media, ya que el desayuno empezaba a las 9. Nos
dirigimos al Monasterio de Piedra cerca de las 10, arriesgándonos a
pesar de las predicciones de lluvia.
En
el camino parecía que estaba como queriendo abrir el cielo, pero con
nubes negras. Al entrar en el citado monasterio el ticket nos incluía el parque,
el centro de interpretación y el monasterio en si.
Primero,
por precaución visitamos el parque no fuera que lloviera después.
La
visita no tiene palabras para describirla: magníficos saltos y
torrentes de agua, mucha agua. A continuación, al lado del parque,
una exposición de aves rapaces y en el Centro de Interpretación se
hacía consciencia de la importancia de cuidar el planeta en el que
nos encontramos, con un recorrido de la época antigua donde se
exponía las fases de cría de peces autóctonas de la zona y sobre
la pesca de estas especies.
Duró
la visita entera, junto con el monasterio, que fue con visita guiada,
cerca de 2 horas.
Un
monasterio en ruinas que sufrió los devastadores efectos del paso
del tiempo y la desamortización (algunas esculturas les faltaba la
cabeza). Tenía su parte descubierta, sin techo, y en los interiores,
al lado de lo que han acondicionado como parador de turismo, un museo
con un recorrido de la vida monacal, costumbres y el proceso de
elaboración del vino que tuvo el monje. Como nota curiosa, se
abastecían y vendían el vino a cambio de la ropa. Solo se les
permitía cuatro vasos de vino largo al día.
A
la salida del monasterio, empezó a llover y salimos hacia el pueblo
de Nuévalos. Aquí hicimos un pequeño recorrido con magníficas
vistas de las hoces: incluso pudimos a lo lejos divisar un pájaro en
la entrada de la cueva. Quizás fuera un buitre.
A
la salida del pueblo nos pasamos por una tienda y nos compramos unos
bocadillos y una ensalada preparada para después en un pequeño
hueco al lado de la carretera reponer energías. Mientras estábamos
en el almuerzo, sentimos un gran chasquido: era precisamente una
camioneta a la que se le reventó la rueda. El conductor paró justamente en el lugar donde nos encontrábamos para cambiar dicha rueda. Una anécdota más. De allí sobre las 3 y media pusimos rumbo a Daroca en la que estuvimos poco tiempo: contemplando la muralla y las otras dos torres en la otra entrada de la población.
A
las 6 y media partimos hacia Alcañiz con la intención de terminar
con esta población en el día de hoy.
Llamé
en ruta a la Oficina de Turismo para informarme del horario del
castillo: la última visita era a las 7 de la tarde, así que llegamos
justo de tiempo a ella.
Al
salir del edificio, que era convertido también en Parador de
Turismo, buscamos alojamiento y lo encontramos a la salida, ya que
era muy caro en el centro.
Y
desde la habitación de este hostal estoy escribiendo estas letras:
mi hijo y Jorge se fueron a tapear al centro, ya que me encontraba
muy cansado del viaje. Mañana ya terminaremos de visitar la
población.
Hacía
un calor de justicia. Ni en una de las provincias más húmedas en
teoría de España se estaba bien. Menos mal que disponíamos de
nuestro aire acondicionado en la habitación.
DIA QUINTO 4 DE JULIO
Nos
levantamos sobre las 9 y después de desayunar terminamos de ver
Alcañiz con su excolegiata (que más que Colegiata parecía la
Catedral) y camino hacia abajo desde la Plaza Mayor fuimos según
indicación del de la Oficina de Turismo, a visitar la fuente de los
72 caños, con la mala suerte
que estaba acordonada por una
realización de unas obras de restauración. También el de la
oficina nos podría haber informado y nos hubiéramos ahorrado la
caminata con ese sol pegajoso que nos acechaba.
De
allí, sobre las 11 y media, ya que habíamos perdido ya bastante
tiempo, encaminamos nuestro rumbo a Beceite. Hacía en Alcañiz a esa
hora una temperatura de 31 grados, que para tratarse de una zona
húmeda, ya era considerable.
Llegamos
a Beceite, y en la entrada de la población se encontraba solitaria
una pequeña casa de madera que resultaba ser la Oficina de Turismo.
Aquí nos orientaron un poco sobre la ruta del río Matarraña.
Era
esta ruta, según la chica de la oficina, la más visitada: empezaba
con un trayecto que se podía hacer en coche y el resto, a unos 3
kilómetros y media, a pie.
Al
principio del itinerario se encontraban unas piscinas naturales, y
más adelante, en un cuadrilátero vallado, unas pinturas rupestres grabadas en unas rocas.
Más
adelante, varios saltos de agua, conforme íbamos adentrándonos
formando las rocas unas cerradas con unas pasarelas para facilitar
sus accesos, y unas aguas cristalinas verde intenso. Fantástico
paisaje.
A
mitad del camino paramos en la hoquedad de una roca y nos sacamos los
bocadillos gigantes de jamón con tomate que nos prepararon en
Beceite pueblo en un restaurante.
Antes
de la vuelta de la ruta empezó el cielo a cubrirse poco a poco de
nubes, y con una serie de ruidos tormentosos encadenados. Pero solo
nos cayeron algunas gotas de lluvia por suerte en aquella sierra
escarpada.
De
allí hasta coger la carretera dirección Teruel paramos a tomarnos
un refrigerio en un chiringuito al lado de la montaña con la sombra
de unos árboles. Tuvimos que meternos por carreteras secundarias
para no dar un rodeo, y tardamos bastante tiempo: casi 3 horas en
llegar a nuestro próximo
destino: Albarracín.Pasamos por bastantes
pueblos con sus curiosas casas de piedra e iglesias románicas. El
último que yo recuerde se llamaba Cerdilla: solo nos quedaban unos
30 kilómetros para llegar a Teruel.
Ahora
estoy en ruta y acabamos de ver un cartel que señala 28 Km. para
Albarracín.
Son
las 8 y media de la tarde y hace una temperatura de unos 26 grados.
Llegamos
con buena hora a la población y nos alojamos en una habitación
triple en perfectas condiciones, con aparcamiento enfrente y con una
magnífica vista del casco histórico.
Después
de dejar las maletas nos pasamos por una tienda de souvenir abajo
bastante barata. Aquí me compré una camiseta para variar de ropa y
dejar las aprovechadas anteriores. Al hombre quedé en comprarle miel
al día siguiente.
Por
la noche nos dirigimos a la Plaza Mayor a cenar y probé una sopa
típica de ajo que me la sirvieron en una cazuela de barro con un
flan casero de postre.
Por
lo poco que pude apreciar de noche, era una población eminentemente
medieval, o sea, 100%. Estaba prohibido ya construir allí, para no
romper el encanto de la población. Era propia para grabar una
película. Y si a ello le añadimos el entorno natural del que está
rodeada, todavía se antoja un sitio muy atractivo y bonito para el
turista.
Nos
acostamos pronto, ya que la ruta del río Matarraña había hecho
mella en nuestros cuerpos.
A
decir verdad, dada la posición del hotel y la magnífica vista desde
la ventana, nos salió bastante económico.
DIA SEXTO 5 DE JULIO
Nos
levantamos sobre las 9. Hizo frío esa noche y dormimos bastante bien
sin agobios del calor de Sevilla.
Yo
me levanté antes y me fui a dar un paseo al borde del río. Ahora
estoy al lado de un gran salto de agua y una típica noria, con un
gran merendero y parque juntos. Me estaría todo el día aquí
sentado, pero he quedado con mis compañeros de ruta que me
esperaban.
De
allí, a la Oficina de Turismo para que nos orientara algo. Accedimos
por una calle empinada hacia el castillo, que parecía que estaba muy
lejos y tardamos solo 4 minutos. La Catedral no la pudimos visitar
debido a que era una visita guiada a las 12 y terminaba sobre las 2,
e íbamos a perder media mañana, así que visitamos la población
por nuestra cuenta accediendo después al castillo al lado del Museo
Municipal de Albarracín dando un recorrido por toda su historia, con
importantes yacimientos arqueológicos, importantes luchas de árabes
y cristianos,… con una proyección de una película.
De
allí, salimos y nos pasamos por una tienda para comprar unos tacos de
queso con pan para tomar un tentempié. Calle abajo se encontraba un
pintor dibujando justamente la foto que tengo encima, con las casas y
la gran muralla detrás.
Después
de recoger las maletas, la misma señora de la tienda de souvenir nos
preparó unos bocadillos para el camino. Nuestro próximo destino era
Calomarde, a unos 7 kilómetros de Albarracín, pasando el túnel.
Allí, antes de acceder a la citada población, en un descanso a la
izquierda de la carretera se encontraba el desfiladero del río
Blanco, una magnífica cascada de 15 metros de caída que nos hizo el
deleite durante bastante rato echándonos algunas fotos. Nos encontrábamos en el nacimiento del río Tajo. Allí por desgracia perdí mis gafas de sol.
Ya
en el pueblo, en un merendero cerca del Ayuntamiento nos comimos los
bocadillos que nos prepararon.
De
allí, sobre las 2 y media nos hicimos un buen trecho de kilómetros
para dirigirnos a Alcalá del Júcar, por la carretera nacional
dirección Requena.
A
Alcalá del Júcar no pudimos acceder por falta de tiempo, así que
decidimos dirigirnos a Riópar, nuestro próximo destino. Cogimos la
Nacional 322 dirección Alcaraz y enlazaremos con Riópar ya para
hacer noche allí con toda idea de visitar el parque por la mañana
mejor debido al calor insoportable.
Hemos
tenido que elegir este destino como mejor en comparación con Alcalá,
sin menospreciar esta pintoresca población que ya habrá ocasión de
visitar en otro viaje.
De
todas formas, en el día de hoy nos hemos quedado con el buen sabor
de boca con la visita de Albarracín y la famosa cascada de
Calomarde, y por supuesto del bocadillo de mediodía.
Sobre
las 8 y media llegamos a Riópar y nos alojamos en una pensión.
Por
allí cerca, comimos en un mesón cerca. Después nos dimos una
vuelta por el pueblo, con la sorpresa de que había un cartel en la
oficina de turismo que ponía que estaban de vacaciones. ¡Increíble!
DIA SÉPTIMO 6 DE JULIO
Nos
levantamos sobre las 9, desayunamos y nos prepararon unos bocadillos
para la ruta.
Preguntamos
en el bar que estaba debajo de la pensión y nos dijeron que para
acceder al nacimiento del río Mundo deberíamos dirigirnos dirección
Siles y ya nos encontraríamos con el citado río.
Gozábamos
de buena temperatura: unos 21 o 22 grados. Entramos por un desvío de
3 kilómetros y dejamos el coche en un aparcamiento preparado para el
turista.
El
resto de la ruta deberíamos hacerla a pie: unos 800 metros solo.
Aparte, la ruta no ofreció mucha dificultad. Queríamos acceder a
la Cueva de los Chorros, pero nos recomendaron que estaba restringida
su visita por su peligrosidad, y aparte había que portar linternas.
Conforme
nos adentrábamos en aquel paraje se iba volviendo más fresca la
temperatura. Vimos los primeros saltos de agua pequeños y más
adelante, una gran cascada en la que podíamos divisar más arriba
en la montaña
excavada otro pequeño salto de agua que partía de
sus interiores. Ya más arriba, en un segundo mirador la podíamos
apreciar más de cerca. Era ya una altura bastante considerable, y
eso que no subimos apenas muchos metros de camino.
Como
dato a destacar, la espectacular cascada tiene 300 metros de altura.
A
la salida, repostamos agua de una fuente que se encontraba en el aparcamiento, y nos fuimos a otra entrada del sendero del citado río, ya que en la explanada donde dejamos el coche no se podía sacar comida.
Allí charlamos antes del bocadillo con unos turistas que venían de Mallorca y otros de Jaén: familiares los cuatro.
Después
sobre las 2 y media de la tarde cogimos el camino de vuelta, primero dirección
Villaverde de Guadalimar, Siles, La Puerta del Segura (así en este
orden) para empalmar con la carretera nacional dirección Genove y
Úbeda (N-322) para enlazar con Córdoba y así llegar a Sevilla. Hacía unos 34 grados de temperatura en ese momento.
MIGUEL ANGEL
Julio 2010